Milagro en cuatro patas

por Revista Hechos&Crónicas

La Palabra de Dios es clara sobre dar de comer al hambriento y refugio a los pobres sin techo, pero… ¿podremos creer que se refiere exclusivamente a los seres humanos?

Al salir a caminar por una ciudad de nuestra querida Colombia, es común encontrarse con animalitos callejeros que muchas veces nos persiguen o acompañan nuestros pasos en busca de alimento y cariño.

Como la frialdad poco a poco se apodera de los corazones, muchas veces pasamos de largo y simplemente los ignoramos. Si bien es cierto que hay miles de niños y adultos sin hogar, que necesitan ayuda y no debemos descuidar, tampoco podemos hacernos los ciegos frente al centenar de animalitos vulnerables que cada día deambulan por las calles, sucios, hambrientos, maltratados.

Se estima que en Colombia hay cerca de 900 mil animales domésticos en situación de abandono en las calles, según datos de la Secretaría de Salud. Solo en Bogotá se encuentran 120 mil animales domésticos viviendo en las calles en condición de abandono y exposición al maltrato, de los cuales aproximadamente 90 mil son perros y 30 mil gatos.

La solución para muchos es realizar una “limpieza” de perros y gatos callejeros y eliminarlos, apelando a la sobrepoblación y de esta forma ellos no sufrirán. Sin embargo, la solución es generar conciencia. Las autoridades de salud han promovido la adopción de mascotas, junto con campañas de tenencia responsable y esterilización pues es una solución parcial para la problemática del abandono animal, y reduce los riesgos para la salud pública que implican los animales en las calles.

La adopción es una nueva tendencia en el mundo. En Estados Unidos son adoptados cerca de 2.7 millones de perros y gatos al año, en más de 13 mil refugios animales. En Colombia no existen cifras puntuales de adopción animal a nivel nacional, pero en el Centro de Zoonosis del Distrito, en Bogotá, 750 perros y 250 gatos fueron adoptados el año pasado.

Mientras un perro o gato de raza pura cuesta en promedio $1’500.000, con esta misma cifra se estaría salvando la vida de tres animalitos en promedio.

¿Por qué adoptar y no comprar?

La cantidad de razones para adoptar y no comprar es incalculable. Cuando una persona o familia toma la decisión de recibir una mascota en su hogar, está asumiendo una serie de responsabilidades y compromisos a largo plazo. Las mascotas requieren amor, atención, tiempo, actividad física, paciencia, educación, atención veterinaria y dinero para cubrir los gastos. De lo contrario, es mejor abstenerse y no engrosar la lista de personas que han abandonado a sus mascotas en las calles por no dimensionar a tiempo la responsabilidad que implicaba adquirirlas.

Una mascota adoptada, rescatada y librada del maltrato, es más agradecida. “Generalmente llegan temerosas, tímidas, llenas de heridas en el cuerpo y en el corazón, pero cuando empiezan a recibir amor, alimento y cuidados, los cambios físicos y de comportamiento se hacen evidentes. Es algo que llena el corazón”, asegura Juliana Santos, miembro de la fundación ‘Adopta un amigo’.

Si decides adoptar una mascota, debes contactar una de las fundaciones y comenzar el proceso en el que se asegurarán de que seas apto brindar un hogar a una mascota.

¿Y si no puedo adoptar?

La invitación es a adoptar, pero si no puedes, dona, apadrina, difunde, sé hogar de paso, hay muchas maneras de ayudar y tú puedes ser parte de la solución.

Existen gran cantidad de fundaciones encargadas de rescatar estos animalitos de las calles o el abandono. Muchas veces necesitan personas de buen corazón que puedan servir como hogar de paso mientras se les encuentra un hogar definitivo. En todos los casos necesitan recursos para el cuidado y tratamiento de los animalitos rescatados.

Puedes realizar tu donación o apadrinar uno de los animalitos, a quien podrás visitar.

El caso de pistacho

Pistacho vivía en un lugar infernal junto con su amiga Menta que no sobrevivió. Se encontraba amarrado con cables para limitar sus movimientos; sin agua, sin comida, sin techo, bajo el sol inclemente de San Andrés y las lluvias torrenciales que caen en la isla de repente. Aunque solo tenía unos meses de vida, su aspecto parecía el de un perrito anciano, débil y triste.

Su rescate fue difícil porque sus dueños no querían entregar a Pistacho y a Menta, así que tuvo que intervenir la Policía. Ya en la veterinaria, Menta quien había sufrido por años el maltrato y el abandono de sus dueños, no pudo sobrevivir a las múltiples enfermedades que tenía. Pero Pistacho más joven y con muchas ganas de vivir, sale adelante lentamente.

Los resultados de los exámenes de Pistacho dieron positivo a Erliquia, terrible enfermedad causada por picaduras de garrapatas que producen gusanos que se alojan en las arterias del corazón.

Temeroso, triste, encorvado, desconfiado, desnutrido y enfermo, Pistacho comenzó tratamiento especializado y lo está haciendo muy bien.

Ahora está en Bogotá con un buen buzo y una bufanda porque el frío capitalino estaba haciendo temblar al pequeño isleñito. Su mirada ahora luce un poco más feliz, come bien y sigue su tratamiento médico para recuperar su corazón.

Por: María Isabel Jaramillo – @MaiaJaramillo

Foto: Flickr.com – jantoniomc (Foto usada bajo Licencia Creative Commons)

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