Naciste para ser probado

por Revista Hechos&Crónicas

Piensa en la prueba más reciente que has pasado en tu vida. ¿Te quedaste sin empleo? ¿Tu matrimonio está atravesando por una crisis? ¿Has perdido algún ser querido? ¿Te diste por vencido porque según tú, ya no hay nada qué hacer?

¿Qué dice la Biblia sobre las pruebas?

Según el Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado, la palabra “prueba”, alude a las dificultades de la vida que hacen posible probar ante Dios, ante la comunidad y ante uno mismo la profundidad de la propia fe y de la vida cristiana. 1 Pedro 1:7 dice: El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.

Precisamente desde que Dios creó a Adán, el ser humano se ha sometido a diversas pruebas. Tal vez te preguntarás: ¿por qué fuimos creados para sufrir crisis, enfermedades, pandemias, guerras, etc.? En el principio, Dios no creó al hombre para que sufriera, pero el pecado cambió todo. Luego de la caída de Adán y Eva, Dios dijo a la mujer que tendría dolores de parto (prueba), y al hombre, que debería realizar penosos trabajos (prueba). (Leer Génesis 3:16-17) La desobediencia trajo sus consecuencias.

A lo largo de la Biblia, podemos conocer diferentes historias de personajes que pasaron por dificultades. Algunos son: Moisés, Noé, Abraham, Gedeón, David, Jonás, Jeremías, entre otros; pero hablemos de Jesús quién pasó la mayor prueba de todas: dar su vida por nosotros y perdonar nuestros pecados.

En su despedida, el Hijo de Dios dijo: Ciertamente les aseguro que ustedes llorarán de dolor, mientras que el mundo se alegrará. Se pondrán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría. La mujer que está por dar a luz siente dolores porque ha llegado su momento, pero en cuanto nace la criatura se olvida de su angustia por la alegría de haber traído al mundo un nuevo ser. Lo mismo les pasa a ustedes: Ahora están tristes, pero cuando vuelva a verlos se alegrarán, y nadie les va a quitar esa alegría. Juan 16:20-23.

Y más adelante, nos confirma: En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. Juan 16:33b.

¿Qué aprendemos de las pruebas?

1- Nos llenan de gozo, dicha y alegría

Muchos dirán: “¿quién va a sentirse dichoso cuando pase por una prueba? Es normal que esta traiga sufrimiento, dolor, desespero, tristeza, etc., pero Santiago 1:2 dice: Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas.

Devuélvete a los párrafos anteriores de este artículo y fíjate que Jesús nos promete alegría después de la dificultad. Por tanto, quitemos la “quejabanza” y más bien alabemos a Dios cuando pasemos por angustias. Recordemos que la aflicción es inevitable, pero sentirnos abatidos es nuestra decisión.

2- Nos acercan a Dios

Las pruebas nos recuerdan lo frágil que somos y que no podemos solos. Las crisis evitan que seamos seguidores de Cristo a medias, por eso cada vez que pases por un momento difícil recuerda que Dios siempre está contigo. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. Isaías 43:2.

3- Nos volvemos pacientes

El escritor norteamericano Bruce Wilkinson dice: “La prueba de la fe se mide con aflicción y dificultades, las cuales te invitan a que entregues algo de gran valor a Dios, aun cuando estés en tu derecho de no hacerlo”. Santiago 5:7-8, nos invita a no impacientarnos. Todo tiene un tiempo y una razón de ser. No podemos evitar las tormentas. Mientras esperas, Dios opera.

4- Crecemos

…porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Romanos 5:3b-4. ¿Sabías que las cosas que mejor asimilamos suelen ser las que aprendemos en momentos de prueba? Las tribulaciones nos ayudan a crecer. Por eso Dios NO las evita, sino que nos fortalece en medio de ellas.

Luis Palau decía: “Cuando crecemos en la fe y llegamos a la madurez, las cosas van haciéndose más claras sin necesidad de luchar ni discutir, porque de manera gradual y dosificada vamos conociendo a Dios en la profundidad de su Persona”.

5- Aumenta nuestra fe

Confiar en Dios ante extremas dificultades requiere una fe arriesgada. Es momento de lanzarnos mar adentro y poner nuestras cargas en Él. La fe es la única esperanza y la forma de salir de las dificultades. La prueba, acrecienta nuestra fe. — ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús. Juan 11:40.

Por: Jennifer Barreto – jennifer.barreto@revistahyc.com

Foto: Sean Benesh – Unsplash  (Foto usada bajo licencia Creative Commons)

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