¡Dios siempre tiene un plan!

por Revista Hechos&Crónicas

Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11

El plan de Dios original en el huerto del Edén para Adán y Eva, era de bienestar y no de calamidad, un futuro seguro, lleno de esperanza. Les permitió disfrutar con total libertad de todo lo que allí había, pero con su desobediencia, todo cambió. Vino dolor, enfermedad, muerte, decadencia, confusión, desastres naturales y un ambiente hostil. Aunque el pecado entró en la tierra, trayendo la ruptura de la relación con Dios, Él optó por otro plan para restablecerlo, su promesa de esperanza a través del plan de Redención.

En las historias de los gigantes de la fe en Hebreos 11, se puede ver cómo Dios les dio a cada uno de ellos grandes promesas y para cumplirlas siempre tuvo un plan. Un ejemplo es el de Abraham: en Génesis 12:1-5, Dios prometió que a través de Él, levantaría una nación grande y serían bendecidas todas las familias de la tierra. Abram, escuchó su voz, obedeció y partió en fe, tal como el SEÑOR se lo había ordenado.

Aprender a Escuchar

La palabra del Señor vino a Samuel. 1 Samuel 15:10. La Biblia de Estudio Misionera, NVI, respecto al tema, dice: “Escuchar la voz de Dios parece bastante fácil para muchas personas, mientras que otras se esfuerzan por oír tan solo una palabra. Hubo un tiempo en que Samuel también se esforzaba para reconocer la voz de Dios. Las primeras veces que lo llamó, creyó que era a Elí (1 Samuel 3:4-8). Muchos de nosotros escuchamos la voz de Dios pero no la reconocemos.

Esto requiere práctica. Si nos detenemos y dedicamos tiempo a escuchar, si prestamos atención cuando otros nos hablan de la sabiduría de Dios… aumentaremos nuestra capacidad de oír y reconocer su voz. Lo más importante es recordar que quiere comunicarse con nosotros… Desea que nos sintonicemos con Él. Esto es fundamental para desarrollar una relación con Él y cumplir nuestro destino. Dedica tiempo para leer la Biblia y pide a Dios que te hable a través de su ¨Palabra.”

¿Cómo escuchar su voz?

El que es de Dios escucha lo que Dios dice. Pero ustedes no escuchan porque no son de Dios. Juan 8:47. La parte del cristiano es escucharlo atentamente, dejar que Dios hable y de su dirección, aferrarse a lo que dijo hasta que sus planes y propósitos se cumplan. En el libro “Mi experiencia con Dios”, de Henry T. Blackaby & Claude V. King, explican las diferentes maneras en que Dios ha venido hablando desde el Antiguo Testamento: “Un punto fundamental para entender y tener una experiencia con Dios es saber claramente cuando está hablando”.

En el Antiguo Testamento Dios habló mediante:

  • Ángeles (Génesis 16)
  • Visiones (Génesis 15)
  • Sueños (Génesis 28:10-19)
  • El uso del Urim y Tumin (Éxodo 28:30)
  • Acciones simbólicas (Jeremías 18:1-10)
  • Un silbo apacible y delicado (1 Reyes 19:12)
  • Señales milagrosas (Éxodo 8:20-25)

En el Nuevo Testamento, Dios ha hablado por medio de:

  • Su Hijo Jesucristo.

(En los evangelios)

  • El Espíritu Santo: Desde

Hechos y hasta el presente con frecuencia cambiando nuestra manera de pensar, de la Biblia, la oración, las circunstancias y la iglesia para revelarse a sí mismo, sus propósitos y sus caminos.

Escucha y espera

Hoy, en un mundo confuso invadido de violencia, guerras, hogares desunidos y una pandemia que puede prolongarse más allá de lo que se piensa, Dios está presente, quiere que se conozca su voluntad y al igual que Abraham, hay que esperar con fe, creer que sus planes y propósitos los llevará a cabo en el momento indicado. Aún en medio de pruebas y dificultades. Una ilustración sobre el saber esperar, se encuentra en esta historia titulada la Prueba de la desilusión: “La gente aguardaba expectante y gozosa mientras la máquina sondeaba el duro terreno del desierto de Togo en busca de agua. Creían que Dios les había dado una promesa concreta en su Palabra de que “Convertirían en estanques de aguas. Sin embargo, las horas fueron pasando y la desilusión fue creciendo a medida que la máquina iba perforando sin éxito. Al no encontrar agua, volvieron a orar pidiendo dirección.

Dios les animó a esperar pacientemente y a confiar en Él. Su espera duró 14 meses. Durante este tiempo continuaron declarando su confianza en Dios que tuvo su recompensa en un día de gozo cuando el agua comenzó por fin a manar del pozo. Habían esperado en fe y pasado la prueba”.

Un Plan y un propósito

Rick Warren, en su libro “Una vida con propósito”, enseña: “hay un Dios que te creó por un motivo, ¡y tu vida tiene una profunda razón de ser! Encontramos el sentido y el propósito sólo cuando tomamos a Dios como punto de partida en nuestras vidas. El versículo de Romanos 12:3 dice que la única forma de entendernos a nosotros mismos con exactitud es por lo que Dios es y hace por nosotros”, y agrega: “Este poema de Russell Kelfer lo resume todo:

Eres quien eres por una razón,

Eres parte de un plan minucioso,

Eres criatura singular, diseño hermoso,

Llamado por Dios hombre o mujer.

Vas tras la búsqueda de una razón,

Errores no comete Dios,

Te entretejió en el vientre, no eres ilusión.

Eres justo lo que Él quería hacer.

A quienes tienes por padres Él eligió,

Pese a cómo te sientas por ello,

De acuerdo con Su plan los escogió,

Del Maestro llevan su sello.

No fue fácil encarar esa emoción,

Dios lloró al verte sufrir,

Lo permitió para formar tu corazón,

Para que a su semejanza puedas vivir.

Eres quien eres por una razón,

La vara del Maestro te formó,

Eres quien eres, por amor.

La verdad, ¡hay un Dios!”

Por: Hilda Cristina López Carvajal –  Twitter: @forjatalentos

Foto: Ben White – Unsplash (Foto usada bajo Licencia Creative Commons)

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