El acuerdo asegura el caminar

por Revista Hechos&Crónicas

Cristo es el camino ¿Cómo vamos a caminar por ese camino en desacuerdo? Pasemos a una cosa simple y elemental que nunca tomamos en cuenta.

Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo. Mateo 18:19.

Si dos creyentes concuerdan, uno tiene que ser cerradura y otro llave, y a través de ese movimiento, se abre la puerta sobrenatural de la respuesta divina a lo que pedimos. Una sola mente, un solo corazón, un solo parecer: Principio de acuerdo. Dos personas en la tierra, cerradura y llave, y un Dios en el cielo que abre la puerta y envía la bendición ¿Por qué no recibimos de Dios todo lo que Él mismo nos prometió? Porque vivimos en contiendas, disensiones, pleitos, celos, envidias. Cómo honraría Dios la vida de los cristianos si entendieran este principio, si usaran esta llave. La necesidad humana mueve el corazón y la voluntad de Dios, pero, para ello, es elemental estar de acuerdo.

Resumamos las bendiciones del acuerdo:

–  El acuerdo produce prosperidad: Hay mejor remuneración cuando estamos de acuerdo.

– El acuerdo crea solidaridad: En cada contratiempo, en cada caída una mano amiga que nos levanta; pero solo cuando estamos de acuerdo.

– El acuerdo alimenta el amor: Que sabia y tiernas es la Palabra de Dios. Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse? Eclesiastés 4:11.

– El acuerdo afirma la victoria: Dos pueden resistir lo que no puede uno solo.

– El acuerdo ratifica la presencia de Dios: Dos hilos unidos se convierten en tres con Jesucristo.

– El acuerdo asegura el caminar y garantiza la respuesta divina: ¿Cuál es el más grande acuerdo que se conoce? El acuerdo de Dios con el hombre. ¿Cómo se logró? En el Edén el hombre rompió la llave del acuerdo, y fue necesario que Dios mismo, el Creador, el Inefable, el Gran quién sabe, el Indescriptible, el que habita en luz inaccesible, el indefinible, el completamente Santo, el Absolutamente otro, dijera: «No hay en la tierra quien ponga a los hombres de acuerdo conmigo; por lo tanto, yo mismo me haré hombre, para que el hombre se pueda poner de acuerdo con Dios». Es el misterio de la Encarnación. Jesucristo, como lo dice el Credo de Atanasio, es verdadero Dios y verdadero hombre; Dios de la sustancia de su Padre, Hombre de la sustancia de su Madre. Igual al Padre en su divinidad, menor que el Padre en su humanidad.

Y en esa doble naturaleza, él mismo se convierte en la cerradura y la llave para que Dios tenga un acuerdo con el hombre y este pueda vivir de acuerdo con Dios. Como Dios, intermediario de Dios con los hombres. Como hombre, intermediario de los hombres con Dios. Él es la llave, es la cerradura y Él mismo es la puerta, pero su voluntad solo se mueve si nosotros actuamos conforme a lo que Él nos enseñó. El desacuerdo trae maldición. El acuerdo siempre genera bendición.

Por: Rev. Darío Silva – Silva. Fundador y presidente de Casa Sobre la Roca, Iglesia Cristiana Integral.

Foto: DocuSign –  Unsplash (Usada bajo Licencia Creative Commons)

 

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