20 hábitos que interrumpen tu crecimiento

por Revista Hechos&Crónicas

Romanos 12:2 nos llama a renovar nuestra mente, a auto liderarnos pensando diferente, actuando distinto y dejando atrás esos hábitos que tenemos incorporados.

Hacerlo, bajo la guía del Espíritu Santo, nos llevará a ser la mejor versión de nosotros mismos para cumplir con el propósito que Dios ha trazado en nuestras vidas. H&C le trae un listado de los 20 hábitos que es mejor dejar atrás durante este proceso.

  1. Obsesionarte con ganar

Hay una diferencia básica entre desear ganar y tener que ganar. Competir y hacer todo lo necesario para ganar es una cosa, pero no soportarse sin ganar genera actitudes de perdedor.

  1. Sobrevalorar tu opinión

La misma Biblia aconseja no ser sabios en nuestra propia opinión (Proverbios 3:7). La tuya vale, y la de los demás también.

  1. Ponerle puntaje a todo

La vida no es una competencia sino una posibilidad. La mentalidad de competencia y ventaja confunde nuestras motivaciones, y nos empuja a usar a las personas.

  1. Criticar por el placer de criticar

Una cosa es ser exigente, y otra cosa es tener el hábito de encontrar errores en todo. Muchas veces, al encontrar errores conviene callarse. Si ya no se puede hacer nada, mejor tragarse el comentario.

  1. No interpretar bien los tiempos adecuados para corregir

La corrección es necesaria, y puede que tengamos las mejores intenciones al querer aconsejar a alguien, pero no siempre el mejor momento para la corrección es ni bien fue cometido el error.

  1. Publicitar cuán inteligente te crees

El que sea inteligente debe servir para que ayudes a los demás a ser mejores. El que lo publicites ocasionará que los demás quieran probar que no lo eres tanto. Mejor que te alabe el extraño y no tu propia boca (Proverbios 27:2).

  1. Hablar cuando estás enojado

Cuando estás fuera de tus casillas, no respondas ni en vivo, ni por teléfono ni en versión digital. Mejor espera a que se te vaya el enojo.

  1. Esperar siempre lo peor

Las personas pesimistas desalientan y, por esta razón, el resto de las personas tarde o temprano se cansan y alejan de ellas.

  1. Guardarte información

El que comparte, invierte. La persona que, pudiendo ayudar a otro, no lo hace por reservarse una ventaja, está sembrado futuras intrigas en vez de futura colaboración.

  1. Guardarte el reconocimiento que deberías darle a otros

En la cultura hispana tenemos este prejuicio negativo de que el reconocimiento puede inflar el ego de las personas. Pero, en la práctica, quien se siente reconocido tiene menos necesidad de hacer cosas tan solo para llamar la atención.

  1. Robarte el crédito de otros

No tengas miedo de que otros brillen. Eso no te va a opacar a ti. Incluso cuando sepas que hay mérito tuyo en un logro, siempre resalta el trabajo de los demás.

  1. Tener excusas para todo

Quien se excusa, se acusa. Los santos saben reconocer cuando se equivocan y aceptan su responsabilidad sin echar culpas a otros.

  1. No pedir perdón

Uno de los hábitos más abiertamente condenados en la Biblia es no reconocer cuando estamos equivocados y, sobre todo, no pedir perdón. Este hábito revela egolatría e inseguridad.

  1. Retener el pasado

Aferrarse al pasado suele esconder carencia de fe. Falta de fe en Dios. Falta de fe en nosotros, y falta de fe en otros. El apóstol Pablo decía: una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante. Filipenses. 3:13.

Él tenía claro que no se puede hacer nada por cambiar el ayer, sino que debemos auto liderarnos en nuestro hoy, y de aquí en adelante.

  1. Conformarse con pensar “yo soy así”

Este hábito está en completa oposición con las ideas fundamentales de este libro, y es quizás la señal más evidente de que alguien ya se ha rendido frente al sistema.

  1. Jugar a los favoritos

Uno de los vicios más comunes de los peores líderes es cambiar totalmente su escala de valores según con quien están. Esta inconsistencia del carácter no solo lastima a los liderados, sino también al mismo líder, quien nunca logra ser lo suficientemente confiable como para ampliar su círculo de influencia.

  1. No escuchar

Este hábito delata a gritos un completo desapego por las realidades de otros y la idea de que solo importa lo nuestro. No escuchar a otra persona es igual a decirle “tú no vales nada para mí”.

  1. No agradecer

El agradecimiento es una señal de buenos modales y, además, de buenos instintos para los negocios. Quien no se siente compensado por mis muestras de aprecio, nunca más va a querer ayudarme. Debemos mostrarnos agradecidos incluso con aquellos que apenas si merezcan nuestro agradecimiento. Decir “gracias” es dar gracia. Y cultivar el hábito de hacerlo catapulta nuestras posibilidades de influenciar positivamente en otros.

  1. Castigar al mensajero

A nadie le gusta que le den malas noticias, pero usualmente las personas que nos dan esas noticias son las que más nos aman. Lo triste es que es precisamente con esas personas con quienes nos sentimos más seguros de dar rienda suelta a nuestras emociones, y por eso las tratamos injustamente mal cuando lo único que hicieron fue decirnos la verdad o intentar ayudarnos. En el ámbito laboral, cuando un líder maltrata a un empleado por contarle algo que salió mal, está dándole un mensaje el resto de empleados de que no es conveniente decir la verdad. Fabrica así un ambiente tóxico de trabajo, lo que siempre termina por generar peores resultados.

  1. Culpar a otros

Este es un hábito similar al de dar excusas, pero apuntando esas excusas directamente hacia otras personas.

Es posible cambiar

Si se trata de auto liderarnos, el cambio a largo plazo se debe reflejar en compromisos prácticos respecto a lo que vamos a hacer diferente HOY. Dios nos anima a través del susurro de su Espíritu a decidir lo que es correcto, y nos da fuerzas sobrenaturales para que podamos dejar atrás cualquier hábito negativo que hayamos heredado o aprendido y que esté interrumpiendo nuestra emocionante aventura hacia la santidad. ¿Estás liderando en tu vida la construcción de un “yo diferente”, con la guía del Espíritu Santo? ¿Qué esperas para hacerlo?

Por: Marshall Goldsmith, autor del libro “What got you here won’t get you there” (paráfrasis de Lucas Leys).

Foto: Manan Chhabra – Unsplash

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