Bondad es luz

por Revista Hechos&Crónicas

¿Cómo saber lo que realmente agrada al Señor? ¡Leyendo la Biblia! En ella, precisamente, encontramos claves maravillosas de vida y conducta por doquier. He aquí un buen ejemplo: Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad). Efesios 5:8-9.

Los cristianos no solo andamos en luz, sino que “somos luz” directamente; por lo tanto, se supone que tenemos la claridad suficiente para comprobar lo que agrada al Señor, lo que le produce alegría, lo que le da complacencia. Por otra parte, aquí se está diciendo algo trascendental:

la luz es un árbol que da fruto, un fruto que alumbra. Y, ¿cuál es ese fruto resplandeciente? Pablo dice expresamente que el fruto de la luz es bondad, justicia y verdad. La verdad y la justicia están íntimamente vinculadas a la bondad. Todos los días, al despertar, dígase a sí mismo: “Yo soy luz en el Señor, hoy viviré como hijo de luz”. Hay que leer completas las Escrituras, escudriñarlas, entresacar su significado profundo.

No es eso lo que se hace hoy, cuando la Palabra de Dios se consulta al azar, en una peligrosa “bibliomancia” que abre la puerta al espíritu de adivinación.

La bondad es inseparable del amor y la misericordia; y aquí se nos dice que marcha al unísono con la justicia y la verdad. Un corazón bondadoso nos lleva a actuar lo ha expresado el poeta mexicano Amado Nervo, a quien algunos llamaron “el místico sin religión”. Él dijo esto Si una espina me hiere, me aparto de la espina pero no la aborrezco.

La bondad es algo tan maravilloso que su ejercicio resume el cristianismo práctico por esencia. El bondadoso coloca la otra mejilla, perdona las ofensas, no guarda rencores, tiene gentileza para con el prójimo. ¿Qué es lo que necesita este mundo maligno en que vivimos? ¡Bondad! El Dios de luz es infinitamente bueno y lo que nosotros debemos reflejar en nuestra conducta es la bondad de nuestro Padre, puesto que somos hijos de luz. No olvidemos jamás lo afirmado por Jesucristo en el Sermón del Monte, que es la constitución nacional del reino de los cielos: “Ustedes –es decir, nosotros son -somos- la luz del mundo” y la luz da un fruto de bondad.

El apóstol San Pablo –guiado por el Espíritu Santo- nos ha enseñado cómo practicar la bondad en la conducta diaria, a través de una serie de técnicas efectivas para manejar las relaciones interpersonales. Una de tales magistrales pautas fue dada en Romanos 12:9-21, que los invito a revisar con una buena lupa espiritual.

Lo que muestra esta breve porción bíblica es la práctica de la bondad en todos los actos de la vida. Su conclusión es terminante: No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien. Romanos 12:21.

Vencer con el bien el mal. Sistemas religiosos como la Cienciología, a la cual se afilian en forma creciente figuras del espectáculo –John Travolta y Tom Cruise son dos ejemplos enseña todo lo contrario: vengarse, devolver la ofensa multiplicada. Eso es seguirle el juego a Satanás; pues, como bien lo dijo Gandhi, si aplicáramos el “ojo por ojo”, todos estaríamos ciegos en el mundo. Las tinieblas de la maldad retroceden cuando los hijos del Dios de luz esparcen alrededor el fruto de su árbol espiritual.

Por: Darío Silva – Silva. Pastor, fundador y presidente de Casa Sobre la Roca, Iglesia Cristiana Integral.

Foto: Fernando @cferdo / Unsplash

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