Jóvenes, amor y comunión, una estrategia para el avivamiento

por Revista Hechos&Crónicas

Una investigación conducida por la Universidad del Rosario analiza y estudia lo que piensan los jóvenes de la sociedad y ofrece un vistazo sobre el papel de la iglesia en la sociedad y sobre las emociones que los llevan a tomar sus decisiones cotidianas.

El estudio “¿Qué piensan, sienten y quieren los jóvenes?” es una investigación liderada por la Universidad del Rosario que busca identificar los puntos esenciales de inconformidad de los jóvenes, así como las posibles propuestas de acción frente a ellos. Para este informe, se encuestaron 2.513 jóvenes, hombres y mujeres entre los 18 y 32 años, en las 10 ciudades colombianas (Barranquilla, Bogotá, Cali, Cúcuta, Medellín, Pasto, Riohacha, San Andrés, Tumaco y Yopal) del 08 al 19 de enero de 2020.

La iglesia  no es foco específico de la investigación sino que es nombrada dentro de uno de los ítems de instituciones en que lo jóvenes que más confía. Allí en la muestra de la investigación, se indica que el 34%  de los encuestados confía en la “iglesia no católica” mientras que el 66% desconfía de ella.

Mientras que a la pregunta ¿A quién acude los jóvenes cuándo tienen que resolver un problema? Muestra a la iglesia en general como la quinta opción con un 7%, a pesar de que el compromiso de los colombianos con su religión según el Pew Research es del 80%. Y más cuando las proyecciones del “El futuro de las religiones del mundo: proyecciones de crecimiento de la población, 2010-2050”,  elaborado por este mismo centro con sede en Washington, indican que los cristianos serán 2.900 millones en el 2050.

Los jóvenes de hoy no confían mucho en la iglesia aunque acuden a ella para intentar resolver un problema.

“En algunos púlpitos la Palabra no es predicada de una manera relevante para la vida de los jóvenes quienes, a su vez, sienten que ésta no les aporta nada con respecto a sus problemáticas. Ven una iglesia obsoleta, alejada de la realidad y distante de sus luchas y necesidades diarias. Uno de los grandes desafíos que tenemos es encontrar el equilibrio para contextualizar el mensaje del evangelio y hacerlo relevante a las nuevas generaciones” explica Sergio Valerga, pastor y director del Ministerio E625 en Estados Unidos, en su artículo “Una iglesia que abraza a las nuevas generaciones”.

¿Una juventud sin amor?

Profundizando un poco más en la investigación de la universidad, al cuestionarles a los encuestados sobre ¿usted siente que su situación ha mejorado, permanecido igual o empeorado? En el aspecto emocional los jóvenes respondieron el 35% que está mejorando, el 55% que sigue igual y el 15% que ha empeorado, cifras recogidas antes del inicio de la pandemia.

En este mismo orden, al consultar sobre las emociones que predominan en los jóvenes están la alegría (66%), seguido de miedo (32%), sorpresa (31%), tristeza (26%), ira (26%) y desagrado (18%). Nótese que el predominio de emociones negativas es evidente y entre las causas, están decisiones y dilemas políticos, el aumento de la inseguridad, la falta de empleo y oportunidades, corrupción, pobreza y un mejor sistema de salud así como más apoyo a la educación.

En este aspecto una de las emociones que no se nombraron dentro de este grupo principal está el amor, seguido de ansiedad, depresión, indignación, melancolía y desilusión. Los jóvenes de hoy son más dominados por el miedo, la ira y la tristeza, que por el amor.

Las Sagradas Escrituras señala con respecto a esto y señala al amor como lo más importante: “Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor” 1 Corintios 13:13 ¿Por qué la juventud no cree en el amor? ¿Será que están influidos por el mundo en vez de influir al mundo? ¿Nuestros jóvenes no creen en las promesas de Dios en medio de un mundo grita todo lo contrario?

Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo, dice la Biblia en Juan 16:33. Y más adelante en 1 Pedro 5: 6- 7 agrega, dirigiéndose a los jóvenes: Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.

Es muy duro creer cuando todo alrededor está oscuro o se cae a pedazos pero allí está el secreto. Creer y creerle a Dios cuando todo está bien es muy fácil pero hacerlo cuando todo está “patas arriba”, es vivir una creencia real y con la fe que todo va a cambiar por el poder de Dios. Hoy los jóvenes creen, por la larga racha de olvido generacional de las iglesias y comunidades cristianas, que las enseñanzas bíblicas están muy alejadas de sus problemáticas por eso no acuden a Dios sino hasta cuándo se ven con el “agua hasta el cuello”.

“Dios está interesado en cada uno de los jóvenes y le encanta que nuestros muchachos lo involucren en sus decisiones. Le importamos a Dios. Él nos creó para su placer, pero también puso intereses y pasiones dentro de nosotros que Él está dispuesto a respetar. Por lo tanto, Dios no es ajeno al deseo y al interés de los jóvenes”, señala Valerga en su nota para el ministerio E625 titula “Los jóvenes, la vocación y la fe”.

El amor no puede ser una emoción olvidada por los jóvenes, que hoy están creciendo con el miedo y tristeza como punta de lanza en sus vidas. Es hora de volver al amor real.

Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada, explica 1 Corintios 13:2 y luego concluye en Colosenses 3:14 con esta perla: Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.

Iglesia regional, una oportunidad global

Foto: Greg Rosenke – Unsplash

En los datos recolectados por la investigación de la Universidad del Rosario y Cifras & Conceptos, señala que en su gran mayoría los jóvenes colombianos no confían en la iglesia (no católica) con excepción de San Andrés donde el porcentaje de confianza en las instituciones es liderado por la iglesia (no católica) con un 93%.

Esto se debe en gran manera a que por muchos años, la iglesia dejó a los jóvenes a un lado profundizando métodos y estrategias de comunicación viejos y aburridos que lo único que provocó fue espantar a los jóvenes de las enseñanzas bíblicas haciéndolos presa fácil de pseudo-creencias, sectas y la inmoralidad, como lo recuerda el pastor Darío Silva-Silva en su libro El Reto de Dios:

“La iglesia evangélica cometió el error de satanizar los ritmos modernos por el hecho de serlo, confundiendo el continente con el contenido. El esencialismo dice que lo bueno o malo no es el estilo musical, sino el mensaje; y, por eso, hay rock cristiano, pop cristiano, rap cristiano, etc., pese a las condenas de falsos fundamentalistas que obligan a los jóvenes a buscar canales para su natural energía por fuera de una iglesia que los rechaza por razones artísticas”, explica el pastor de la Iglesia Casa Sobre la Roca.

El siglo XXI ha sido experto en mostrarnos que las situaciones, planes y proyectos de vida puedan cambiar de un momento a otro y más en momentos donde el mundo se encuentra aislado por la pandemia del coronavirus covid-19. Esta tendencia entra en línea con las preocupaciones juveniles que la investigación del Rosario que señala “¿Qué sienten los jóvenes? – se concluye que, en general, comunican una gran alegría en su presente y en su vida cotidiana; no obstante, encaran el futuro principalmente mediante emociones de tipo ambiguo (ansiedad, preocupación) y aflictivo (miedo)… Genera preocupación el hecho de que los jóvenes de nuestro país se vean expuestos a emociones aflictivas generadas, no por estímulos en contexto, sino principalmente por condiciones o factores intangibles”, puntualiza el informe.

Esto supone un reto para todas las iglesias cristianas en el país pero en especial para las iglesias pequeñas y medianas que hoy tienen en sus manos una oportunidad valiosa para analizar y crear nuevas estrategias de enseñanza y comunicación en entorno a la práctica de los principios bíblicos por parte de los jóvenes.

Esta oportunidad consiste en crear comunidades juveniles que haciendo uso de las tendencias y la tecnología lleven el mensaje de Dios a otros jóvenes por medio de lo que les gusta y atrae. Los jóvenes deben explorar su relación con Dios de la misma forma que Josué, un joven conectado con Dios que atendía al consejo de los ancianos y que llegó a liderar a todo su pueblo con integridad.

Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo. Después de eso, Moisés regresaba al campamento; pero Josué, su joven asistente, nunca se apartaba de la Tienda de reunión.

Una devoción real y pasión intensa por sus creencias es lo que impulsa a millones de jóvenes en el mundo ¿Por qué no usarlo en favor de la Gran Comisión? Hoy más que nunca es necesario recuperar la espiritualidad y el avivamiento en ellos para fortalecer los principios de la iglesia: la enseñanza y comunión.

Las decisiones que tomen nuestros jóvenes en la actualidad serán la columna vertebral de su vida y de las estrategias de enseñanza de la iglesia cristiana al corto, mediano y largo plazo. Y es allí donde la iglesia tiene que estar atenta a los cambios sociales, culturales y espirituales que vienen con el paso del tiempo, para incluir con afán la enseñanza bíblica, la formación con la experiencia de los ancianos y fomentar el liderazgo juvenil dentro de la iglesia porque de otra forma estará condenada a las cuevas de la prehistoria.

Los jóvenes no solo son el futuro sino también el ahora.

Por: David Bernal – david.bernal@revistahyc.com

Foto principal: Hannah Busing – Unsplash 

 

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