Autismo, otra forma de ver y sentir

por Revista Hechos&Crónicas

El año pasado se estrenó la serie de televisión estadounidense “The Good Doctor”, un drama médico creado por David Shore y Daniel Kim y protagonizada por Freddie Highmore. La serie sigue a Shaun Murphy un joven cirujano residente que padece de autismo y síndrome del Savant, conocido también como el “síndrome de Sabio”y con una infancia problemática.

Dotado de un gran coeficiente intelectual llega al San José St. Hospital a realizar sus prácticas como cirujano, pero allí enfrenta una dura realidad: su mundo autista choca con la vida cotidiana en el trabajo, donde hay conflictos, rechazos y competencia poco profesional, discriminación e indiferencia.

Se hace referencia a esta serie ya que dar vida a un ser humano es una de las experiencias más hermosas y vivificantes, se espera que este nuevo bebé nazca lleno de salud y sin complicaciones ni deficiencias, pero no siempre es así, a veces llegan enfermedades y trastornos inesperados. Uno de ellos es el autismo, trastorno con el que la familia se ve en la necesidad de aprender a reconocer sus síntomas y la convivencia de un mundo y una realidad distinta a la esperada.

Un mundo y una realidad diferentes

La periodista y escritora Melisa Tuya, es madre de dos niños. Uno de ellos, Jaime, de 12 años, tiene autismo. Melisa es autora del libro ´Tener un hijo con autismo´ en el que cuenta su experiencia como madre, y ofrece una visión normalizada,  optimista y realista de lo que es tener un niño con Trastorno del Espectro Autista (TEA), señala la importancia de su realidad y los retos que se enfrentan las personas con autismo para acabar con los falsos mitos que todavía permanecen. Para ello sugiere una fórmula muy simple:

Cuando conozcas a un niño con autismo, pon el foco en la persona, no en su diagnóstico. El autismo nunca debe tapar a la persona, destaca.

La Organización Mundial de la Salud define los trastornos del espectro autista (TEA) como un grupo de afecciones caracterizadas por un alto grado de alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, y por un repertorio de intereses y actividades restringido, estereotipado y repetitivo. Presentan a menudo afecciones como epilepsia, depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad. El nivel intelectual varía de un caso a otro y va desde un deterioro hasta casos con aptitudes cognitivas altas.

Causas Probables

Según la OMS, la evidencia científica disponible indica la existencia múltiples factores, entre ellos los genéticos y ambientales, que hacen más probable que un niño pueda padecer TEA. Los datos epidemiológicos disponibles demuestran de forma concluyente que no hay pruebas de una relación causal entre los TEA y la vacuna contra el sarampión, la paratiditis, y la rubéola.

Síntomas

La organización médica Sanitas, a manera informativa los clasifica en tres síntomas principales que afectan su comunicación, habilidades sociales e intereses y conocimientos, y pueden variar extensamente entre los afectados.

En la comunicación, no desarrollan el discurso verbal habitual o las habilidades no verbales que otros niños de la misma edad consiguen. También tienen problemas para la comprensión del significado del lenguaje escrito o hablado. Los primeros indicios que un niño tiene dificultades del lenguaje escrito o hablado pueden detectarse:

– Si con un año de edad no puede decir o hacer algunas palabras sin significado y sonidos o señalar.

– No responde a su nombre.

– No ha aprendido ninguna palabra con 18 meses de edad.

– El niño puede tomar el significado de las palabras exactamente, es decir las entenderán en sentido muy literal y no será capaz de entender bromas o sarcasmos.

Encontraran dificultad para leer el lenguaje corporal y las expresiones del rostro, los más mayores pueden mostrar un empleo insólito del lenguaje y tener dificultades para iniciar conversaciones o darles continuidad. Los niños con autismo severo no pueden hablar en absoluto, pero se le puede ayudar a comunicarse de otros modos, por ejemplo a través de signos o dibujos.

Las habilidades sociales

Tienen dificultades para relacionarse con otras personas o hacer amistad o contacto con otros niños, puede resultarles difícil o ser incapaces de enfrentarse a nuevas situaciones, por ejemplo:

– No buscan gestos de afecto y se oponen a ser abrazados o besados.

– Prefieren pasar el tiempo consigo mismos.

– No entienden los pensamientos y emociones de otros.

– Encuentran difícil aceptar reglas sociales simples, lo cual puede causarle problemas en el colegio.

Les es difícil controlar sus emociones, expresándolas con arrebatos de cólera o agresión.

Comportamiento e intereses

Puede mostrar poco o ningún interés en juegos que impliquen fingimiento o imaginación, se interesan más en comportamientos, actividades de tipo repetitivo, puede presentar conductas con rituales muy marcadas, se puede mostrar un interés especial a temprana edad por coleccionismo, música y otras artes.

Otras conductas:

Aferrarse a las mismas rutinas continuas, enfadarse mucho si se les molesta, mostrar aprensión o especial sensibilidad a ver, oír, oler y degustar.

La sana convivencia

La OMS aconseja la intervención en la primera infancia es muy importante para optimizar el desarrollo y bienestar de las personas con TEA, incluir seguimiento del desarrollo infantil en la atención sistemática a la salud de la madre y el hijo. Ofrecer al niño y la familia información y servicio pertinentes de especialistas y ayudas prácticas de acuerdo con las necesidades particulares de cada niño.

Tratamiento

Para aplicar correctamente la parte clínica y tratamiento del TEA, se recomienda a los padres consultar a los diferentes especialistas en el tema, ya que la atención es compleja y varía de acuerdo a cada caso en particular y requiere de una serie de servicios integrados de promoción de la salud, atención y rehabilitación de sectores como la educación, empleo y asistencia social.

Medicamente, se dice que no hay un tratamiento curativo para los TEA, pero existen terapias psicológica, ocupacionales, cognitivas y didácticas que les ayudan a mejorarlas habilidades sociales, de comunicación, comportamiento e intereses. La Doctora Natasha Campbell McBride, neuróloga, neurocirujana y nutricionista, creadora del protocolo nutricional GAPS, logró mejorar sustancialmente el autismo de su hijo con base en el cambio correcto de la alimentación.

Su enfermedad la llevó a investigar profundamente y diseñar el protocolo GAPS, que ha ayudado a varias personas a mejorar su salud. En la edición 106, en el artículo: Salud, ¿Tema Espiritual? Hechos&Crónicas habló de este método a profundidad.

Las personas con TEA a menudo son objeto de estigmatización y discriminación que incluye la privación injusta de atención sanitaria, educación y oportunidades para participar en sus comunidades. Dar vida a una persona con autismo en una serie con tanto éxito es todo un desafío, pero para las personas que conviven con él y lo rodean debería ir va más allá, en un despertar de la conciencia y solidaridad humana, derribando prejuicios sociales, discriminación, aislamiento social, promoviendo la sana convivencia, el amor, la comprensión y aceptación de la realidad del mundo del autista.

Todos los niños parecen tener un lugar especial en el corazón de Dios, si se presenta un caso de Autismo, no se debe mirar al pequeño como una carga o una responsabilidad demasiado difícil de asumir, hay que recordar que los hijos son una bendición y herencias Dios. Una recompensa para la vida de los padres, la familia, la sociedad y un gran privilegio concedido por El Señor.

Solo Dios sabe el propósito que tiene para cada ser humano, es así como a través de la historia de la humanidad muchas celebridades y genios que nacieron con alguno de los trastornos de Autismo pero que no les impidió llegar lejos y hacer grandes aportes al mundo, de la ciencia, el arte, el deporte, la tecnología y la música, estos son algunos de ellos: Albert Einstein, Tim Burton, Isaac Newton, Ludwing Van Beethoven, Amadeus Mozart, Bill Gates, Woddy Allen, Lionel Messi, entre otros.

Por: Hilda Cristina López Carvajal – @forjatalentos.

Foto: Anna Kolosyuk – Unsplash

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