El clamor de los inocentes ¿Cadena perpetua en Colombia?

por Revista Hechos&Crónicas

Colombia llora a sus niños, ve con dolor cómo nuestra sociedad, lejos de ser un paraíso donde ellos puedan crecer sanamente y disfrutar de la vida, es amenazadora, temible, llena de tentaciones y peligros que hacen incierto el futuro para muchas familias.

Entre la proliferación de las drogas en las calles y colegios, el alza en el maltrato infantil y los secuestros, el problema de las violaciones y los asesinatos ha cobrado gran importancia, porque las madres colombianas ya no pueden derramar una lágrima más, lo cual representa un llamado de atención, para que abramos nuestros ojos y nos demos cuenta de lo que está pasando en las calles y el desafío que implica criar al amparo del tricolor, que, por la impunidad de la que somos culpables, cada año adopta un tinte carmesí más preocupante.

Abuso infantil en cifras

Y es que los números no mienten, puesto que un informe comparativo, realizado por el Instituto de Medicina Legal, reveló que, de los cuatro primeros meses del 2018, con relación al mismo período de este año, ha habido un incremento superior al 100% en los casos de violencia sexual contra menores de edad; de hecho, puede que el caso que mayor controversia haya causado sea el de Guainía, donde, el año pasado, se reportaron cuatro casos de abuso sexual que involucraron solo a mujeres.

Epidemia de violencia

Otro departamento que ha tenido un alza importante en materia de agresiones sexuales es Guaviare, con 275%; sin embargo, el caso de Vaupés también es particular, ya que aparece con un incremento del 100% en casos de abuso sexual contra niños, y si el año pasado no se registró ningún delito de este tipo, en el primer cuatrimestre del 2019 hubo una víctima.

Y, salvando la realidad de las calles y las escuelas, está más que comprobado que, en Colombia, el lugar más inseguro para los niños es su propia casa, según declaró el investigador Andrés Casas, de la Universidad de Pensilvania, quien ha estado tratando de comprender en origen de la violencia en nuestro país.

Un estudio revelador

Aunque el aumento de la violencia contra los niños, que incluye terribles casos de abuso sexual y asesinato, mantiene preocupado a todo el país, lo que enciende todas las señales de alerta es que el problema comienza en el hogar. O al menos eso asegura el investigador Andrés Casas, que trabaja en el centro de normas sociales de la mencionada institución académica de los Estados Unidos, con la finalidad de ayudar a determinar qué hay en la cultura colombiana que hace que seamos tan violentos con nuestros niños.

Según el especialista, quien declaró que las agresiones infantiles se han llevado al menos 344 vidas en lo que va de año, el problema podría responder a los roles de género y la forma en la que los colombianos consideran que deben comportarse; de este modo, la tarea del investigador Casas ha estado centrada en identificar si, detrás de este comportamiento persistente, hay alguna creencia social que impele a ello.

Agresiones sexuales en Colombia

Datos emitidos por el SIEDCO, Sistema Estadístico Delincuencial, Contravencional y Operativo, indican que los niños y niñas colombianos son víctimas de delitos contra su libertad, integridad y formación sexual, con un rango de edad que va entre los 0 y los 17 años. Por lo general, el acceso a menores se produce por engaño, en el 59% de los casos, amenaza y chantaje, con el 21%; e intimidación física, en el 5%; mientras que, en el 69% de los delitos cometidos, los agresores no emplean ningún tipo de arma.

¿Y qué está haciendo el Gobierno?

El reciente mes de agosto inició un importante debate en el Congreso para tratar de tomar medidas efectivas contra los abusadores y asesinos de niños en nuestro país, y fue el presidente Iván Duque quien, en vista de la grave situación, refirió el proyecto de cadena perpetua, considerando que es una solución que debe ser implementada con urgencia.

Sin embargo, así como la propuesta ha contado con un respaldo numeroso, también ha tenido muchos detractores, entre ellos, el partido de las Farc, el cual asegura que el problema con estos delincuentes no está ligado a las penas existentes, sino a la impunidad y los beneficios que son otorgados en estos casos; y es que, a pesar de que nos referimos a criminales que, a juicio del deseo popular, no deberían tener garantías, el artículo 44 de la Constitución Política los protege.

Plazos y más plazos

Aunque el debate en el Congreso tenía como objetivo encontrar una solución viable y oportuna, frente a las diversas denuncias de las organizaciones civiles, por delitos de abuso sexual a menores, la cadena perpetua, que podría representar una medida justa, ha quedado nuevamente en la nada.

Y es que, si bien fue un tema ampliamente cubierto por los medios de comunicación y al que se le trató de poner el mayor ahínco, el pulso de la política colombiana, en torno a esta problemática, no ha permitido que la iniciativa vea la luz, habiendo quedado aplazada.

¿Qué nos dice la Biblia?

Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos». Marcos 10:14.

Dios ama a todos sus hijos, pero los niños tienen un papel importante en el propósito divino, porque “el reino de Dios es de quienes son como ellos”. A ojos del Señor, por lo tanto, no hay ser vivo tan puro e inocente, de modo que el abuso, el maltrato y la explotación infantil no solo son hechos punibles según las leyes de nuestro país, sino que tienen graves repercusiones para la vida espiritual.

Pero la omisión como cristianos, también es un pecado sobre el que deberíamos reflexionar. Nos preocupan temas económicos y políticos, como los impuestos, el alza del dólar, que el salario mínimo no alcanza y, sin embargo, asuntos de una relevancia trascendental, como el bienestar de nuestros niños, son solo charlas de salón.

¿Qué estamos haciendo al respecto? Es momento de actuar conforme al propósito de Dios y proteger activamente el bienestar de quienes están empezando a vivir.

Por: Verushcka Herrera R. / Twitter: @vhrequeijo

Foto: Hedi Benyounes / Unsplash

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