Violencia y acoso, amenazas más fuertes contra el periodismo femenino

por Revista Hechos&Crónicas

La periodista colombiana Julieth González Therán, que realizaba el cubrimiento de la Copa Mundial Rusia 2018 para la cadena de televisión alemana Deutsche Welle, fue acosada y agredida sexualmente por un aficionado mientras realizaba un informe en vivo. (Foto)

Las mujeres periodistas son doblemente propensas a ser víctimas de violencia de todo tipo al ejercer su profesión o su derecho a la libertad de expresión dentro y fuera de las salas de redacción. Acoso sexual, discriminación, amenazas y censura, son los males que más atentan contra las mujeres comunicadoras en las Américas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

“Ser periodista y mujer en América Latina es ir en contra de la corriente. Es en pleno siglo XXI seguir defendiendo, defendiéndonos como mujeres capaces de interpelar al poder, de poner agenda, de defender la igualdad, de tomar decisiones editoriales, de llegar a cargos directivos, de acabar  con la idea de que la política y la justicia son temas exclusivos y reservados para los hombres… nos enfrentamos a fuentes, a entrevistados, a hombres que ostentan el poder y que nos deslegitiman como periodistas por el simple hecho de ser mujeres”, así describe Estefanía Abella, periodista de la Revista 070, la situación de las mujeres periodistas en la región en el artículo “8M: Esto es ser periodista y mujer en Latinoamérica”.

La situación de las mujeres periodistas es crítica, las cifras y los casos no mienten. Violencia, acoso en línea y en las salas de redacción, discriminación de género y raza así como amenazas a ellas sus familias, son obstáculos a los que se enfrentan las periodistas a la hora de informar o dar a conocer sus opiniones, según el informe “Mujeres periodistas y libertad de expresión” de la CIDH.

Estadísticas de la Unesco señalan que entre 2012 y 2016 se registraron 38 homicidios de reporteras que representan el 7% de los asesinatos de periodistas durante ese periodo, lo que significa un aumento en el asesinato de mujeres periodistas en el mundo. En esta misma línea, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), reportó que en 2017 fueron asesinadas en el mundo ocho mujeres periodistas, lo que significa el 19% del total de periodistas asesinados ese año.

“Los actos de violencia contra las mujeres, y en especial contra las mujeres periodistas, no son aislados, sino que son sintomáticos de un patrón de discriminación estructural contra las mujeres, que tiene sus raíces en conceptos referentes a la inferioridad y subordinación de las mujeres ante los hombres… El machismo y los estereotipos de género arraigados en las sociedades de los países de la región incrementan la situación de riesgo de las mujeres periodistas y les impide el completo ejercicio de su derecho a la libertad de expresión y de su derecho a vivir una vida libre de violencia”, señala el informe de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

En 2016, la Unesco ya había advertido en un documento llamado “Es tiempo de romper el ciclo de violencia contra periodistas”, que “los asesinatos son apenas la parte visible del iceberg y las mujeres se enfrentan a determinadas amenazas por razón de su género, como el acoso y la violencia sexuales”.

Mujeres periodistas en Colombia

Emilia Pardo Umaña, Soledad Acosta de Samper, Ofelia Uribe Durán, Elvira Mendoza, Lucy Nieto de Samper, Gloria Valencia de Castaño, María Teresa Herrán, Flor Romero, Gloria Pachón de Galán, fueron pioneras del periodismo femenino en el país y lograron dejar huella en la profesión en una época machista.

Hoy en día destacadas periodistas colombianas siguen en la lucha por un periodismo seguro para las mujeres: Jineth Bedoya, María Jimena Duzán, Claudia Julieta Duque, María Elvira Samper, Claudia Morales, Yolanda Ruiz, Alexandra Montoya, Mabel Lara, Vicky Dávila, Claudia Palacios, entre otras han dado mucho por esta causa por la cual han sido víctimas, en su aporte por contribuir a la búsqueda del respeto y dignidad de la mujer en el periodismo.

Basta recordar el terrible caso donde la periodista Jineth Bedoya del Diario El Tiempo. Ella fue drogada, torturada y violada durante 16 horas tras acudir engañada a realizar una entrevista a la Cárcel La Modelo en Bogotá. Luego de esta terrible experiencia, inició el movimiento “No es hora de callar” en contra de la violencia sexual y de género.

La periodista Claudia Morales confesó haber sido violada por un jefe del pasado, pero decidió reservarse el nombre de su victimario por razones personales y de seguridad, lo que evidencia una constante en este tipo de ataques: no es fácil denunciar.

La Fundación para la Libertad de Prensa señala que “en 22 años de trabajo, la FLIP ha registrado cuatro casos de violencia sexual a mujeres periodistas por causas asociadas a su oficio. Sabemos también que se trata de un sub registro, y la razón está en la falta de garantías para denunciar”, de acuerdo con el Informe sobre el estado de la libertad de prensa en Colombia 2017.

En materia de violencia física y asesinatos, la Relatoría Especial de la CIDH documentó que “entre 2012 y 2018, siete homicidios de comunicadoras y trabajadoras de medios por motivos que podrían estar relacionados con su trabajo en el continente americano. Los crímenes tuvieron lugar en Colombia y México. En Colombia se registraron los casos de Flor Alba Núñez (2015) y de la comunicadora indígena Efigenia Vásquez Astudillo (2017)”.

Frente a este panorama es necesario que los medios de comunicación, la sociedad civil, la academia y escuelas de periodismo y el Gobierno promuevan la igualdad de género y reconozcan abiertamente el importante papel que juegan las mujeres periodistas en la sociedad. Así como el fortalecimiento de los procesos de denuncia, protección y recuperación de las mujeres. Igualmente, los medios de comunicación deben ser enfáticos a la hora de expresar su apoyo público hacia las funciones ejercidas por las periodistas así como fortalecer las medidas de seguridad y protección para ellas tanto dentro como afuera de las salas de redacción con el objetivo de reducir y desaparecer el riesgo de ser periodistas para las mujeres.

En esta mismo sentido, es deber de la sociedad civil adoptar, promover y proteger las políticas públicas y privadas en defensa de la libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo para las mujeres. Así como velar y no ser cómplice de ningún tipo de violencia entre ellas la ejercida a través de plataformas digitales como Twitter, Facebook e Instagram donde frecuentemente las periodistas son estigmatizadas, amenazadas y ultrajadas. Es necesario  crear una cultura de respeto, igualdad de género así como de protección y cuidado a las mujeres periodistas no solo porque es su derecho sino porque su trabajo contribuye al crecimiento y evolución de la sociedad.

Por: David Bernal / Twitter: @davidbernall

Foto: Twitter @DW_Espanol

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