El detox está de moda

por Revista Hechos&Crónicas

El mundo está lleno de recomendaciones saludables sobre cómo desintoxicar nuestro cuerpo a través de alimentación saludable o batidos que nos limpian por dentro. Al margen de lo sano que pueda resultar, hay algo que no podemos dejar de lado: nuestro corazón también necesita desintoxicarse.

Se trata de revisar el “cuarto de San Alejo” que tenemos en el corazón y ponerlo en orden. Desintoxicar nuestra alma de un pasado no resuelto, nos encamina en la senda hacia la verdadera sanidad y restauración. Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno. Salmo 139:23-24.

¿Cómo resolver el pasado no resuelto?

Cuando usted siente que se le dificulta avanzar en la vida, es porque “hay algo en su pasado que no ha sido resuelto y en consecuencia aún lo tiene prisionero”, asegura Neil Anderson en su libro ‘Victoria sobre la oscuridad’.

También podemos estar atados al pasado por malas decisiones que alguna vez tomamos, y que en su momento abrieron puertas espirituales en nuestras vidas, de las que tal vez no somos conscientes y a las que debemos renunciar. Se trata de prácticas que no agradan a Dios descritas en Gálatas 5:19-21: Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Dios conoce nuestros corazones. Si verdaderamente nos volvemos hacia Él y nos arrepentimos de las prácticas “abominables” que hicieron parte de nuestras vidas, Él nos limpia y perdona. Existen temas espirituales que vienen desde nuestros antepasados y que tal vez no conocemos, o cosas que hicimos a las que no les dimos importancia antes de conocer a Dios, por eso es importante pedir al Espíritu Santo que nos revele los temas a los que debemos renunciar.

El proceso, de acuerdo con Neil Anderson, es el siguiente:

Primero, comprenda que usted ya no es producto de su pasado. Es nueva criatura en Cristo: un producto de Cristo en la cruz. Tiene el privilegio de evaluar su experiencia del pasado a la luz de lo que es hoy, en oposición a lo que era antes. La intensidad de la emoción primaria fue establecida por la percepción de los hechos en el momento que  ocurrieron. Las personas no son esclavas de los traumas del pasado, son esclavos de las mentiras que han creído acerca de sí, acerca de Dios y del modo de vivir como resultado del trauma. Por eso la verdad nos hace libres (Juan 8:31-32).

Como cristiano, usted es literalmente una nueva criatura en Cristo. Las cosas viejas, incluidos los traumas del pasado, pasaron (2 Corintios 5:17). Su viejo “Yo” en Adán pasó; la nueva criatura en Cristo ha llegado para quedarse.

Todos hemos sido víctimas, pero si seguimos siendo víctimas depende de nosotros. Las emociones primarias están arraigadas en mentiras que creíamos en el pasado. Ahora podemos ser transformados por la renovación de nuestro entendimiento (Romanos 12:2). Los moldes carnales aún están incrustados en nuestra mente cuando llegamos a ser nueva criatura en Cristo, pero nosotros podemos crucificar la carne y decidirnos por andar en el Espíritu (Gálatas 5:22-25).

Ahora que usted está en Cristo puede considerar los hechos del pasado desde la perspectiva de lo que es en el presente. Quizás se pregunte ¿Dónde estaba Dios cuando ocurría todo esto? El Dios omnipresente estaba allí y envió a su hijo para redimirlo de su pasado. Lo cierto es que Él está en su vida ahora para liberarlo de su pasado. Eso es el evangelio, las buenas nuevas que Cristo vino a liberar a los cautivos. La percepción de aquellos sucesos desde la perspectiva de su nueva identidad en Cristo es lo que indica el proceso de curación de las emociones dañadas.

Desintoxíquese: ¡perdone!

El segundo paso para resolver los conflictos pasados es perdonar a quienes nos han ofendido. Dios requiere el perdón. Después de decir Amén en el Padre Nuestro (que incluía una petición del perdón de Dios), Jesús comentó: Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas. Mateo 6:14-15.

Nuestra relación con los demás debe estar basada en los mismos criterios que Dios basa su relación con nosotros: amor aceptación y perdón. (Mateo 18:21-35).

Además, el perdón es necesario para frenar las trampas de Satanás. La falta de perdón es la avenida principal que Satanás usa para entrar en la vida del creyente. Pablo nos exhorta que perdonemos para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus artimañas. 2 Corintios2:11.

En muchos casos el perdón es un problema por resolver que se requiere de todos los creyentes que desean un ser como Cristo. Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Efesios 4:31-32.

Perdonar no es olvidar. El olvido puede ser un subproducto del perdón a largo plazo pero no es el medio para perdonar. Cuando Dios dice en Hebreos 10:17 que no se acordará más de nuestros pecados, no dice olvidaré. Él es omnisciente, no puede olvidar. Más bien, nunca usará el pasado contra nosotros; lo apartará de nosotros cuán lejos está el Oriente del Occidente (Salmo 103:12).

El perdón no significa que debe tolerar el pecado. No, perdonar no significa que debe construirse en el limpia pies de los continuos pecados de esa persona. Pero tampoco que busque la venganza ni le mande el pago por las ofensas sufridas. Perdonar es resolverse a vivir con las consecuencias de los pecados de los demás. En realidad, usted tendrá que vivir con las consecuencias de los pecados del ofensor sea que lo perdone o no. La decisión es suya”.

Aprenda a aceptarse como es, a verse como Dios lo ve. Pídale que quite las vendas de sus ojos y perdónese, así como le pide perdón a Dios. Cada noche, antes de acostarse recuerde qué pudo haberlo dañado y perdone. Todos los días nos sentimos ofendidos por algo, debe asegurarse de perdonar cada día para que los traumas de hoy no afecten su futuro.

Decida hoy ponerse en oración, pídale a Dios que lo ilumine sobre cada aspecto de su pasado que debe dejar atrás. No lo arrastre para siempre, suéltelo, déjelo ir y enfóquese en un nuevo futuro. Pero ¡cuidado!, si usted siente que necesita ayuda profesional para desintoxicarse del pasado, Casa Sobre la Roca cuenta con consejeros capacitados que le brindarán ayuda sin ningún costo. No dude en pedir ayuda y desintoxicarse antes de seguir adelante.

Por: María Isabel Jaramillo – Twitter: @MaiaJaramillo

Foto: Rawpixel.com / Freepik

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