Periodistas: jefes, ¡No! Líderes ¡Sí!

por Revista Hechos&Crónicas

¿Quién o qué es un jefe? Es aquel o quien ejerce su autoridad ante un grupo de personas para entre él y ellos gestionar una parte o un todo de una empresa. Desde hace rato, los jefes podrían estar en los cuarteles pero no en las organizaciones modernas. Un jefe está allí como jefe porque, quizás, podría ser el hijo del accionista mayor de la empresa; pero un líder se gana su autoridad sin imponer porque a un jefe se le obedece, pues es la cabeza que recomienda hacer para que se haga esto o aquello; pero, en cambio, un líder predica con su ejemplo, transmite sus conocimientos, enseña con su experiencia, no se jacta ante los demás pero cuando deba ser escuchado pues será escuchado y no será un rey de burlas sino un ser humano que habla claro, oportunamente y con lógica laboral.

Un líder comparte su ejercicio, no manda a subalternos y ordena con una simple mirada. Los jefes creen que la obligación de los dependientes es trabajar, trabajar y punto, mientras que los líderes ejercen para dar lo mejor de sí mismo con gusto y alegría.

Pero… ¿tu líder?, ¿yo, líder?, ¿nosotros líderes?

No se pretende esbozar aquí un retrato/robot con perfiles, condiciones y valores de un líder pero los buscaremos para acercarnos al liderazgo vital, desarrollador y triunfador. Partimos de  un proceso de Warren Bennis cuando sostuvo que el liderazgo es la capacidad de convertir la visión en realidad y solo realidad.

Un líder es un impulsador de esperanzas que las transforma en triunfadoras perspectivas para amasar la realidad. Un líder es experto en aplicar las virtudes éticas que enseguida enumeramos. Trazaremos en borrador un “Decálogo del Líder” para que cada uno de nuestros queridos lectores no se conformen con ser jefes sino que busquen desarrollar el liderazgo pleno.

Aquí van:

  1. Ama a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.
  2. Conviértete en un maestro que transmita experiencias innovadoras y retransmita las aprendidas de otros líderes.
  3. Aprende a enseñar como lo hace un maestro de la escuela de la vida.
  4. Perdona y vuelve a perdonar hasta 70 veces, aplica el perdón con la reconciliación para vivir en paz.
  5. Conviértete en un experto pero elegante y veraz comunicador.
  6. No te rezagues ni una hora al autoaplicar tu propio up date (actualización permanente).
  7. Actúa discretamente y con rapidez.
  8. El ejercicio físico diario te permitirá llegar lozano y fuerte a tus labores.
  9. Si no dominas otro idioma distinto al tuyo, saca tiempo libre para aprenderlo.
  10. Y cerramos este decálogo: llora cuando debas, no antes ni después.

Líderes fueron personajes como Moisés, Josué, José, Nehemías, Pedro, Pablo y otros como el profeta Isaías.

Un líder ejercerá principios y virtudes éticas como honradez, respeto, lealtad, veracidad y consagración al Señor.

Leemos en Proverbios 20:7 Justo es quien lleva una vida sin tacha; ¡dichosos los hijos que sigan su ejemplo! Por eso apégate a Jesús quien nos dejó el gran legado del LIDERAZGO.

Mírate ante el espejo y aplica el poema del gran Antonio Machado:

Caminante, son tus huellas

el camino y nada más.

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás,

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar.

¿Un líder es perfecto? No, es un ser humano como cualquiera que a veces comete errores que corregirá de inmediato.

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