Ópera ¡Con sentimiento!

por Revista Hechos&Crónicas

“En el mundo de la música académica hay muchos que no creen en Dios y es ahí donde es importante ser testimonio”, asegura Carlos Felipe Cerchiaro Rivero, miembro de Casa Sobre la Roca, quien sueña con convertirse en la nueva promesa de la ópera.

La ópera en Colombia se remonta a la primera mitad del siglo XIX donde se realizaban espectáculos con fragmentos que las compañías teatrales y musicales de España llevaban a los países americanos. En esa época en que no había carreteras en el país, los actores y cantantes llegaban en embarcaciones por el río Magdalena y luego hacían tramos a lomo de mula para hacer sus presentaciones.

Antiguamente, esas manifestaciones artísticas eran excluyentes, clasistas y elitistas; hoy son espectáculos para toda la familia y abiertos a todo público. Un cantante lírico se caracteriza por ser amante de la música, tener oído musical, voz sana, ser entrenado con buenos maestros de técnica vocal, estudia juiciosamente, escucha cantantes que sean excelentes referentes y lo más importante: se apasiona y disfruta lo que hace.

Un vivo ejemplo es Carlos Cechiaro, un joven de 22 años quien hace poco deslumbró al público colombiano interpretando al Barón Ochs von Lerchenau en la obra “El caballero de la Rosa”, compuesta por Richard Strauss. Cerchiaro le contó a Hechos&Crónicas sobre sus inicios musicales, su amor a Dios y el anhelo que tiene en convertirse en una de las mejores voces del mundo.

¿Quién es Carlos Felipe Cerchiaro?

Es un joven valduparense que canta ópera, le encanta la música y trabaja por ser cada día mejor en lo que hace. Ama a Dios y a su familia, le encanta viajar, leer, aprender, entre otras cosas.

¿Qué lo llevó a hacer parte de los coros de su colegio allá en Valledupar?

La profesora de música de mi colegio me hizo una prueba vocal cuando estaba en segundo de primaria, me preguntó si quería hacer parte del coro y entré. Tenía mucha curiosidad saber qué era eso de cantar.

Un niño a los siete años escucha normalmente canciones infantiles o las que están de moda, pero usted escuchaba a Pavarotti…

(Risas) Desde que era un bebé, mi mamá me ponía cassettes con música instrumental de Mozart, Vivaldi, Beethoven y algunos otros ¡sin dejar de lado las canciones infantiles de moda y el vallenato! (risas). Ya más grande, como a los 10 años, encontré en mi casa unos CDs de Pavarotti y me puse a escucharlos. Me intrigó mucho cómo una persona podía producir un sonido así.

¿Qué es lo que más admira de este artista que dejó un gran legado en el canto lírico?

Me impresiona que él pudiera cantar el rol que fuera a un nivel impresionante. Recuerdo que en las entrevistas él decía que no pensaba mucho en técnica sino que lo hacía y ya, también que hizo muy popular la ópera a nivel mundial y los varios conciertos que realizó con Plácido Domingo, José Carreras y con artistas pop.

¿A qué edad empezó sus estudios musicales?

A los 12 años entré a la Academia Rafael Escalona de mi ciudad, Valledupar. Ahí tuve mis primeras experiencias con el lenguaje musical académico, a los 16 empecé a tocar cello pero lo dejé porque quería estudiar canto, creo que debo retomarlo en algún punto (risas).

¿De dónde viene ese talento? ¿Su familia es de músicos?

¡Para nada! (risas), que yo sepa, no hay ni un solo músico en mi familia. Sin embargo, mi mamá tiene muy buen oído musical sin haber tenido formación musical, creo que eso se lo heredé a ella. Mi voz es un regalo de Dios.

¿En qué momento empezó a desarrollar su musicalidad?

Eso fue en el coro del colegio, ahí me volví afinado. Cuando inicié mis estudios en la Universidad de los Andes y entré al coro de cámara, mi voz empezó a desarrollarse y comencé a estudiar canto. Ya en la Universidad Central, aprendí los principios técnicos necesarios para ser cantante de ópera, mi voz se desarrolló gracias a mis maestros.

¿Fue duro para usted dejar Valledupar?

Sí, fue difícil, soy muy apegado a mi familia. Lo bueno es que cada vez que puedo, viajo y comparto con ellos o también me visitan en Bogotá, así se hace menos dura la distancia.

Carlos, usted viene de un hogar cristiano…

Nací y crecí en un hogar cristiano, pero fue en la adolescencia, como a los 15 años donde verdaderamente entendí quién era Dios, lo que había hecho por mí y principalmente que entendí que Él es real y no algo superficial. Decidí caminar con Él y ha sido la mejor decisión de mi vida. Si no fuera por Dios no estaría cantando ni mucho menos que fuera a ser cantante de ópera. Tenía la idea de ser ingeniero pero Dios cambió los planes (risas).

Usted es miembro de Casa Sobre la Roca y ha servido en varios ministerios…

Hace siete años me congrego en Casa Sobre la Roca, estuve un año en Rocakids, pasé a Timoteos y sigo siendo parte del ministerio. En la alabanza empecé a los 16 años porque me fascina cantarle a Dios.

¿En el medio artístico donde se mueve, le han dicho algo por ser cristiano?

Es un tema delicado para algunas personas. Gracias a Dios no me han discriminado por ser cristiano, pero siempre hay comentarios de todo tipo cuando doy mi posición de creyente sobre ciertos temas. En el mundo de la música académica hay muchos que no creen en Dios y es ahí donde es importante ser testimonio.

Hace poco tuvo la oportunidad de ser protagonista en el “Caballero de la Rosa”, ¿cómo fue esa experiencia?

Participar como solista en una producción tan grande fue un gran privilegio y una gran experiencia. Conocer tantos artistas tan buenos de distintas nacionalidades y aprender de ellos fue muy enriquecedor.

¿Cuáles son los sueños de Carlos Cerchiaro?

Quisiera llegar a cantar en grandes teatros: el Metropolitan de New York, el Royal Opera House de Londres, La Scala de Milán, la Ópera de Paris, la de Viena y también quisiera hacer recitales y conciertos por todo el mundo, eso me encantaría.

¿Con quiénes quisiera cantar?

De los grandes de hoy en día quisiera cantar con Jonas Kaufmann, Joyce DiDonato, Juan Diego Florez, Nadine Sierra, Sonya Yoncheva y muchos otros. También me encantaría con mis amigos que estudian conmigo porque son muy talentosos.

¿De qué forma quiere impactar al mundo con su voz?

Quiero llevar mi testimonio a las personas de este medio artístico, que cada vez que cante sepan que lo hago para Dios y no para mí o para otras personas.

¿Qué proyectos vienen en camino?

Viajaré a París para cantar con el coro de la Catedral de Notre Dame y participar en unos proyectos con el Conservatorio Nacional de Música y Danza de esa ciudad. Luego de eso, quisiera buscar lugares para hacer mis estudios de maestría en interpretación.

¿Qué consejo da a los nuevos cantores?

Que encuentren un buen maestro y a ¡ESTUDIAR, ESTUDIAR Y ESTUDIAR!

Foto: Daniel Herrnández / Revista Hechos&Crónicas

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