El vacío que deja papá

por Revista Hechos&Crónicas

Generalmente la palabra papá es una de las primeras que pronunciamos en la vida. Papá es nuestro héroe favorito y es nuestro primer amor. También se suele decir que los niños son de mamá y las niñas… de papá y quizás sea un mito pero en la mayoría de los casos sucede.

Cuando somos pequeñas, nuestra afinidad va con mamá pues en ella vemos la figura de lo que debemos ser, nos queremos vestir como ella, peinarnos como ella y  tomamos muchas de las actitudes de ella, imitamos lo que hace porque queremos ser igual a mamá. Pero hay algo especial que pasa con papá: es nuestro primer amor, en sus brazos nos sentimos confiadas, protegidas y seguras. Tanto niños como niñas sufren con el abandono de un padre pero las secuelas que deja en el corazón de su hija generan diferentes vacíos que pueden marcarla de por vida.

Crecer con papá y mamá es increíble, sentirte amada por ellos no tiene precio y más cuando eres “la niña de papá” tus caprichos son cumplidos, sacas pecho de tener el mejor papá del mundo, él es quien cuando olvidas algo en casa va y lo lleva hasta el colegio, el que te recoge cuando estas enferma y te sienta en sus piernas para “enseñarte a conducir”. Pero ¿qué pasa cuando un día todo eso cambia? ¿Cuándo un día dejas de ser su niña y ya ni el teléfono te atiende? Un corazón hecho pedazos, el corazón de una niña, una adolescente o una mujer adulta que tendrá que sanar y no es nada fácil.

Los vacíos que ocasiona la ausencia de un padre pueden ser muchos, para todas se pueden presentar de diferentes maneras y en diferentes circunstancias de la  vida, pues hay mujeres que nunca conocieron a su padres, hay otras que vivieron parte de su niñez o adolescencia con ellos y unas que aunque vivieron toda su vida con él fue como si no lo hubieran hecho.

Según el Fondo de Población de Naciones Unidas al 2017 el 34% de hogares colombianos tiene una mujer como cabeza de familia; es decir el 56% de las mujeres colombianas son cabeza de familia. Colombia es el segundo lugar del mundo donde hay más niños creciendo en hogares con padres ausentes y reemplazados, en muchos sentidos, por otros familiares: abuelos, tíos, primos, hermanos. Estas cifras pueden seguir en aumento si los corazones de niñas que crecen solo con mamá no encuentran sanidad, pues tener un corazón con heridas puede hacer que en el futuro se tomen malas decisiones y sigan con esta cadena de padres ausentes en sus familias.

Debemos ser conscientes de que el dolor siempre va a causar que nuestro corazón esté magullado. Una hija con el corazón dolido se siente aplastada y sin mucho valor, ya que siempre esperamos la aprobación y el respaldo de papá, un corazón dolido nos hace ser más desconfiadas y tener el autoestima baja; obtener aprobación,  validación, atención y apoyo se vuelve una búsqueda constante que muchas veces al hacerse de manera incorrecta nos puede llevar a tomar malas decisiones.

Tener un corazón huérfano muchas veces empieza a definir nuestra identidad pues nos sentimos culpables por lo que pasó o está pasando, esto nos lleva a endurecer el corazón y tratar de demostrarle a nuestros padres que sin ellos podemos, creemos que él nos amará más por lo que tenemos o hemos logrado pero el vacío que sentimos no se va a llenar con su aprobación o elogios o con demostrar que somos rudas y fuertes. No aceptar el dolor lo único que logra es que la raíz de amargura crezca y la herida se haga más grande; el dolor se irá cuando decidimos perdonar de todo corazón el daño que nos causó papá.

Pero ¿cómo saber si tengo un corazón huérfano? Estos son algunos síntomas:

  1. Sentimiento de abandono
  2. Rechazo
  3. Soledad
  4. Desesperanza
  5. Baja autoestima

De estos síntomas se pueden generar otros sentimientos tales como desconfianza, ataduras, manipulación, furia, etc. Si sientes que en tu vida se presenta alguno de estos sintomas que te tienen estancada es momento de hacer un alto y decidir ser libres y para tener libertad debemos:

  1. Arrepentirme de estos síntomas que he sentido por tener un corazón huérfano
  2. Entender que Dios no me juzga
  3. Perdonar a los que me hicieron daño – perdonar a mi padre terrenal
  4. Ejercitar la fe como hijos de Dios
  5. Construir una identidad en Cristo, creer y tener fe.

Fe + perdón = Libertad

Dios como padre

Aceptar a Dios como padre es unas de las cosas más complicadas que podemos hacer luego de haber experimentado el abandono de un papá terrenal, pues solemos no confiar y a estar prevenidas para no ser herida nuevamente pero debemos tener claro que Dios nunca abandona, siempre está presente, es incondicional su amor hacia mí. Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. Salmos 136:1.

El señor nunca nos va a abandonar tal como lo dice Salmos 27:10 Aunque mi padre y mi madre me abandonaron, el Señor me recibió en sus brazos. Necesitamos fe, convicción de quiénes somos en Jesús, y seguridad de que Él nos ama y es el único que puede cambiar nuestro corazón huérfano por uno lleno de amor de un padre que suple todas nuestras necesidades. Dios perdona, Dios restaura, Dios restituye.

Para el futuro

Debemos ser sabias, y todos los días tomar la decisión de perdonar a nuestros padres, entender que tal vez las actitudes que ellos tienen es porque también llevan vacíos en su corazón de cuando eran pequeños, la decisión de perdonarlos debe ser todos los días porque puede que nos sigan hiriendo continuamente y no podemos excusarnos en que tomamos malas decisiones por ese vació que llevamos dentro. Debemos saber en qué tipo de hombre fijarnos para que nuestros hijos puedan crecer en un hogar diferente al nuestro y llenos de amor, debemos edificar hombres que sean valientes y sepan cuidar el corazón de las mujeres.

Por: Geraldine Ávila Cifuentes / @geralavila9

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