Separados sin piedad

por Revista Hechos&Crónicas

El llanto es estremecedor. Los niños llaman a gritos a sus papás y estos no pueden responder. ¿A dónde van? ¿Por qué no me llevan? ¿Quiénes son esas personas que los alejan de mí?

El miedo de llegar a un país desconocido, el cansancio del viaje por tierra que ha durado más de un mes y el deseo de huir de la violencia que azota algunos países de Centroamérica quedan atrás. Al cruzar hacia Estados Unidos y ser requeridos por los agentes de la frontera, la sangre corre helada por las venas de estos miles de padres que intentan sin éxito permanecer junto a sus hijos.

Sin piedad son separados. Los padres son enviados a uno centros de detención antes de ser judicializados por ingresar ilegalmente a los Estados Unidos, mientras los niños son encerrados en albergues sin ningún tipo de explicación o acompañamiento psicológico.

Las separaciones de niños y sus padres se han dado en cumplimiento de la política “Tolerancia cero” del gobierno de Donald Trump en la frontera con México, con la que se busca imputar cargos criminales a los inmigrantes que llegan de forma irregular al país. Entre el 9 de mayo y el 19 de junio, el gobierno reconoció haber separado a 2.575 niños de sus padres.

La separación de las familias no es algo nuevo, ha ocurrido por años, aplicada en pocos casos a discreción de los agentes de la patrulla fronteriza; pero una vez comenzó a ser implementada la política de “Tolerancia cero”, la separación aplica para todas las familias. Son miles de niños los que están padeciendo el sufrimiento en este momento.

Marsha Griffin, una pediatra que lleva más de 10 años examinando la situación de los niños retenidos en la frontera entre Texas y el estado mexicano de Chihuahua, y quien ha tenido la oportunidad de visitar los centros de detención, habló de las inclemencias del encierro: “Los niños separados de sus padres en el límite entre México y Estados Unidos son retenidos por patrulleros fronterizos en espacios cercados que parecen jaulas, donde los pequeños lloran y gritan llamando a sus mamás. Desde afuera, podíamos escuchar las voces de niños que parecían estar jugando o riendo, pero cuando nos abrieron la puerta, vimos cómo 20 o 30 niños de cerca encerrados en uno de estos recintos de valla metálica, estaban llorando y gritando. Las mamás eran recluidas en otra jaula a unos 15 metros. Algunas podían ver a sus hijos pero no podían acercarse, otras no llegaban a verlos. Y los niños estiraban sus manos a través de la valla metálica, llorando y tratando de alcanzar a sus mamás. Era horrible”.

El gobierno de Donald Trump emitió un video en el que se muestran los albergues como lugares cómodos, con camas, área de juegos, videojuegos y hasta una peluquería, pero la realidad parece ser otra. Las imágenes tomadas en los albergues muestran jaulas con colchones tirados en el piso unos pegados a otros. Hay niños que pasan semanas en estos lugares, otros incluso meses, mientras se resuelve su situación y la de sus padres, pues sus familiares no pueden asumir la custodia porque necesitan estar legalmente en el país, algo que antes no era un requisito.

Una de las denuncias más recientes es que los niños están respondiendo a las audiencias solos, sin sus padres ni abogados, con unos audífonos para la traducción, sentados frente a un juez. Muchos de estos niños no alcanzan siquiera a llegar a los 10 años.

“Mi hijo cree que lo abandoné”

Estas fueron las desgarradoras palabras de una madre migrante separada de su hijo en la frontera. “No le pude decir nada porque me lo quitaron cuando estaba dormido. El (funcionario) de inmigración me dijo: ‘aliste su niño porque nos lo vamos a llevar’ ¿a dónde? A un albergue ¿Por qué? Porque ahora se están separando a los niños de sus padres. ¿Me lo van a devolver? No se sabe.

Les dije que quería hablar con él, pero está enojado conmigo porque piensa que yo lo abandoné. No he podido hablar con él, no le he podido decir que lo amo y que jamás lo abandonaría”. El caso de esta madre se suma al de miles de familias que aún no han logrado reunirse. ¿Qué pueden pensar o sentir estos niños a quienes nadie brinda una explicación?

Estrés tóxico

Los pediatras alertan del “estrés tóxico” que padecen los niños detenidos en estos “centros de detención”, que albergan tanto a menores de edad que migraron solos, como a los que fueron separados de sus padres.

“Separar a los niños de los padres contradice todo en lo que nosotros creemos como pediatras”, dijo la presidente de la Asociación Americana de Pediatría (AAP), Colleen Kraft.

La asociación detalló en un comunicado que “el estrés tóxico, causado por la exposición prolongada a estrés intenso, tiene efectos nocivos para la salud a corto y largo plazo (…) que pueden contribuir a condiciones crónicas como depresión, estrés postraumático y enfermedades cardiovasculares”.

“Estos niños pasan por un proceso de estrés tóxico y trauma, porque no saben lo que va a ocurrir con ellos”, aseguró la pediatra Marsha Griffin.

Judith Cohen, profesora de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Drexel dice que estos menores pueden evitar quedar traumatizados de por vida si se atienden dos condiciones: que se les proporcione seguimiento a largo plazo, y una reunificación rápida con sus padres.

“Primero hay que recordar que estos niños ya han sufrido un trauma: no provienen de situaciones felices y saludables, han huido de situaciones peligrosas en su país, pandillas, violencia familiar, abuso sexual. Estos niños no salen con mentes y cuerpos sanos. Cuando agregamos a un niño ya traumatizado el trauma de la separación brutal de sus padres, le quitamos una fuente de protección y de apoyo. Cuanto más joven es el niño, más lo sentirá como una amenaza. Temerá por su vida”, afirma.

Las imágenes desgarradoras y las grabaciones de audios y videos en que se escucha llorar a muchos pequeños retenidos en centros fronterizos, divulgadas en los últimos días, han provocado una tormenta de oposición al presidente Trump por su manejo de la inmigración ilegal. La revista Time publicó en su portada la imagen de una pequeña de dos años que llora desconsolada mirando al presidente Trump. La foto original fue tomada por el fotoperiodista John Moore, corresponsal especial de Getty Images, quien captó el llanto de la pequeña que mira entre sollozos al agente que ha detenido a su madre y le pide la identificación. Lo único que se supo de ellas es que venían huyendo de la violencia en Honduras y que fue separada de su madre en ese mismo momento.

¿Por qué ‘Tolerancia cero’?

La política implementada por Donald Trump busca alejar a los inmigrantes que entran ilegalmente a los Estados Unidos, pues la violencia de algunos países de Centro y Sur América ha aumentado en un 160% el número de familias indocumentadas que buscan entrar a ese país, si se compara la cifra de mayo de 2017 con la de mayo de este año. El argumento del gobierno es que estos inmigrantes llegan a dañar el país, a robar y a incrementar la delincuencia y hay que ponerles un alto.

Una de las formas en que el gobierno Trump ha buscado disminuir el número de indocumentados es llenando de temor a las familias que no han viajado aún, a través del dolor de aquellas que ya pisaron territorio estadounidense.

De acuerdo con un artículo de The New York Times, desde octubre más de 700 niños han sido apartados de los adultos que declararon ser sus padres, incluyendo a más de 100 niños menores de cuatro años.

Reversazo, el remedio es peor que la enfermedad

El 20 de junio, el presidente Trump firmó una orden ejecutiva para detener la polémica medida frente a la creciente presión nacional e internacional, aunque en días pasados había asegurado que tenía “las manos atadas”.

“Considero esta orden ejecutiva como muy importante. Se trata de mantener a las familias juntas mientras nos aseguramos de tener una frontera fuerte. No me gustaba la imagen de ver a familias siendo separadas. Eso sí, reitero que seguiremos manteniendo la “tolerancia cero” hacia quienes entren ilegalmente al país, lo que implica procesar a los inmigrantes por la vía penal”, dijo el mandatario desde la Casa Blanca.

La nueva orden establece que los inmigrantes seguirán siendo detenidos al cruzar la frontera y procesados como supuestos autores de un delito, pero las familias permanecerán juntas, excepto en los casos en los que exista preocupación por el bienestar de los niños.

La rectificación de Trump crea otro problema al gobierno: qué hacer con las familias detenidas, posiblemente por un largo periodo de tiempo, y cómo reunir a los que ya han sido separados.

“Reemplaza una crisis con otra. Los niños no deben estar en una cárcel, incluso si es con sus padres, bajo ninguna circunstancia. Si el presidente cree que meter a los niños en la cárcel con sus padres es lo que la gente le estaba pidiendo, está terriblemente equivocado”, dijo en un comunicado Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión de Libertades Civiles de EE.UU. (ACLU, por sus siglas en inglés).

Todos los niños son valiosos

Las palabras de la pediatra Marsha Griffin, deberían servir de bandera para que casos como estos no sigan ocurriendo: “Como pediatras sabemos el severo daño que esto está causando en este mismo momento a cientos y cientos de niños. Creo que somos mejores que eso. Como país, ciertamente creemos que todos los niños son valiosos”.

El dolor causado a estos pequeños es totalmente innecesario y puede redundar en sociedades futuras más conflictivas, pero más allá de eso, hay un mandato claro de respetarlos, pues son el tesoro de Dios: Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños. Así que, ¡cuídense! Lucas 17:2-3.

Por: María Isabel Jaramillo – @MaiaJaramillo

Foto: Flickr/Us Customs and Border Protection

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