Una iglesia sin obra social no es más que un club social teológico: Gustavo Falcón

por Revista Hechos&Crónicas

La revista Hechos&Crónicas habló en exclusiva con Gustavo Falcón, copastor junto a Jesús Adrián Romero de la iglesia Vástago Epicentro de Monterrey, México, quien el mes pasado visitó Colombia y fue uno de los conferencistas invitados al evento de hombres “A calzón quitao”, realizado en Casa Sobre la Roca.

¿Cómo es su relación con Jesús Adrián Romero?

Jesús y yo, tenemos muchos años de amistad y cuando él iba a abrir la congregación en Monterrey, México, el domingo en el que hicieron la primera reunión, recuerdo que les di la bienvenida por redes sociales. Muchos me empezaron a preguntar por qué había hecho eso, si era como la competencia. Pero al final, eso maduró más la amistad, entonces me propuso hacer una fusión. Juntar las dos congregaciones y ser ambos pastores principales. Entonces, mientras él viaja y va a sus conciertos, estoy yo. Cuando yo viajo, predica él. Es una forma de complementarnos, ambos tenemos formas diferentes y es una manera de ofrecer un menú variado a la congregación.

Háblenos de su libro “La vida detrás del Telón”…

Este libro es una analogía entre la vida y el teatro. Vamos a poner al actor que nos representa a nosotros como seres humanos, que todas las mañanas salimos a intentar dar la mejor actuación de nuestra vida, y muchas veces por algún fracaso o situación negativa estamos derrotados y ya no queremos salir más del camerino.

Esa es la preocupación, hay gente que se queda encerrada en su fracaso y ya no quiere salir a escena. En esa analogía se intenta animar a las personas y mostrarles que las cosas que nos ocurren son normales. Se vale llorar, pero no toda una vida. Este es un libro de la vida real que escribí con todos los sentidos y con equilibrio a la espiritualidad.

Por el tema del libro y la forma en que predicó en Casa Sobre la Roca, vemos su pasión por el teatro. ¿De dónde viene ese gusto?

El teatro me apasiona mucho. La familia por parte de mi papá es muy artística, ahí funciona mucho el hemisferio derecho que es todo creatividad, por eso entiendo por qué batallé tanto en matemáticas (risas). Desde niño me ha gustado, además en mi país a través del teatro, estamos en muchos lugares con gente que no es cristiana, entonces es una buena herramienta para comunicar.

Usted ha dado charlas en muchos países de habla hispana, ¿cuál es su percepción de la iglesia en Colombia?

He estado en tantos países donde veo que su modelo es Colombia. Honestamente les digo que cuando se habla de crecimiento, liderazgo y todo lo que tiene que ver con iglesia, Colombia ha sido un modelo durante varios años. Cuando uno viene aquí es porque quiere ver cosas. Ustedes tienen un sello muy especial y son personas muy amorosas. Colombia es un país muy importante en el evangelio respecto a la región.

Usted expresó en su sermón el impacto que le ha causado la obra social que se hace en la fundación Misericordia, Amor y Servicio (M.A.S). ¿Es frecuente ver proyectos similares en otras iglesias del continente que ha visitado?

Es algo difícil de ver. Yo siento que el evangelio es muy integral, honestamente en muchos casos nos encerramos en nosotros, en el éxito, en tener templos bonitos y mucha gente en la iglesia. Por ejemplo, en el corazón de mi esposa Lili siempre ha estado lo social y precisamente queremos lanzar un ministerio que se llame “Mundo Falcony”, que sea integral, donde haya ayuda social y capacitación. Creo que una iglesia sin obra social, no es más que un club social teológico. Venir el domingo a escuchar palabra es solo una pequeña parte. Eso lo hablo con mi equipo de trabajo, si en la semana no hacemos obra social, no estamos haciendo nada.

¿A qué le huele Casa Sobre la Roca?

A un lugar que tiene ojos puestos en todos lados y que pueden ver demasiado lejos. Eso no es otra cosa que tener visión. Esta iglesia tiene mucha historia, pero esa historia se escribe porque hay una visión en todas las áreas. Por ejemplo, siempre he dicho que una iglesia que no tiene jóvenes, tiene fecha de caducidad, por eso esta iglesia tiene vida.

Por: Jennifer Barreto y Hernán Restrepo.

Foto: Twitter/GustavoFalcony

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