Periodismo, arriesgar la vida para informar

por Revista Hechos&Crónicas

“Es necesario exhortar a los Gobiernos y a la comunidad internacional a que protejan a los periodistas y creen las condiciones necesarias para que puedan realizar su trabajo”.

La historia del periodismo en América Latina está manchada de sangre y, con el paso de los años, el deber de informar se ha vuelto cada vez más riesgoso para quienes hemos elegido esta hermosa carrera como forma de vida.

Sentarse frente al ordenador y escribir unas líneas puede parecer sencillo, pero entraña sus dificultades, sobre todo en los casos de quienes, apasionados por el deber de informar, exponen su integridad en favor de revelar un suceso o cubrir un evento de interés público.

Una ocasión para tomar conciencia

Para Gabriel García Márquez, difunto premio Nobel de literatura y símbolo cultural de nuestro país, “en un buen reportaje no puede haber buenos ni malos, sino hechos concretos para que el lector saque sus conclusiones”; sin embargo, la cobertura de una noticia es mucho más que ir al lugar de los hechos, tomar nota de las declaraciones de los implicados o pararse frente a una cámara y repetir con tono monótono lo que ha ocurrido.

Puede que así sea percibido este oficio, pero la verdad, en sí misma, es tan valiosa que, muchas  veces el periodista juega con su seguridad para obtenerla.

Y en un mundo tan globalizado, en el que la información es dinero y muchos matan para preservarla, la pluma puede ser mucho más afilada que la espada. Es por ello que, en el marco del Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, se celebra el 2 de noviembre, vale la pena reflexionar acerca de la noble labor que muchos han desempeñado, usando su voz para defender a quienes no tienen cómo clamar por sus derechos.

Cifras internacionales

Las estadísticas no mienten, ya que, a nivel internacional, ejercer esta profesión es más peligroso de lo que podría llegar a pensarse; de hecho, el Centro de Información de la ONU reveló en un reportaje publicado en 2018 que más de mil periodistas fueron asesinados entre 2006 y 2017 en todo el mundo; y solo en 2017, el 55% de los periodistas asesinados lo fueron en países libres de conflictos armados, con una triste tasa de impunidad, puesto que solo uno de cada diez casos fue perseguido por la justicia.

Por su parte, la Directora General de la UNESCO, Audrey Auzolay, habló sobre la seguridad de los periodistas y esta problemática, que presenta un alza año tras año, indicando que, en poco más de diez años, más de mil periodistas han fallecido en el desempeño de su labor, que es indispensable para la sociedad, y tan solo en 2018 fueron asesinados al menos 88 periodistas, quedando la mayoría de ellos sin resolver.

Mujer periodista, en el centro de la diana

Otro fenómeno notable es que, en muchos casos, las expertas en esta labor son las más afectadas y el porcentaje de las mujeres periodistas asesinadas en el ejercicio de su deber ha aumentado significativamente en el último decenio.

Solo en 2017 perdieron la vida 11 periodistas, lo que representa un 34% de los asesinatos y la cifra más elevada en los últimos 10 años; además, el informe emitido por la UNESCO indica que las mujeres son las más vulnerables frente a amenazas relacionadas con su género, siendo víctimas también de abuso sexual, maltrato verbal y ciberacoso.

“Claramente, debemos reforzar nuestro compromiso en la lucha contra las amenazas  específicas que pesan sobre la seguridad de las mujeres periodistas”, dijo Azoulay. Y no hay que pasar por alto el hecho de que los reporteros locales, quienes a menudo cubrían casos de corrupción, delincuencia y política, representan el 90% de todos los periodistas asesinados solo en 2017, aunque estos hechos reciben menos atención por parte de los medios que los de corresponsales extranjeros.

Tinta y sangre en Colombia

Desde 1977, en nuestro país han sido asesinados 160 periodistas por causas de oficio y la mayoría de ellos trabajaban en medios de comunicación modestos, como emisoras regionales o periódicos locales, dando todo de sí mismos hasta el último minuto, en pro de denunciar hechos de corrupción o sucesos de conflicto armado.

Así, esta cifra, sumada a numerosas amenazas, secuestros y otras afrentas contra el derecho inherentemente humano de informar y estar informados, ha llevado a que ocupemos uno de los más vergonzosos puestos en los indicadores de libertad de expresión, de acuerdo con el Centro de Memoria Histórica.

La historia de un crimen

Uno de los crímenes contra periodistas más sonados en nuestro país fue el Julio Daniel Chaparro Hurtado y Jorge Enrique Torres Navas, quienes fueron ajusticiados en 1991, cuando viajaron a Segovia para recabar información que les ayudara a plasmar en una crónica lo ocurrido el 11 de noviembre de 1988, fecha que se recuerda como la  “Masacre de Segovia”, que dejó 46 personas fallecidas y más de 45 heridos.

En virtud de ello, la Fiscalía decidió retomar el caso y emprender acciones contundentes contra el Ejército de Liberación Nacional (ELN), emitiendo una nueva orden de captura contra tres de sus integrantes, a quienes se les señala como presuntos autores inmediatos del homicidio agravado de los dos comunicadores.

La orden privativa de libertad fue sancionada  el primero de octubre de este año y varios medios de comunicación aseguran que esta decisión deja muy claro el nexo con el conflicto interno.

El deber de proteger

Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. Efesios 4:25.

En la actualidad, hay opiniones encontradas respecto al significado y la importancia de decir la verdad. Hay quienes aseguran que se puede entender de diversas maneras o que cada persona tiene una perspectiva diferente del término que se juzga como válida, no obstante, quienes hemos decidido vivir en Cristo sabemos que no es así y que, a ojos de nuestro Señor, la verdad es un valor absoluto que debe ser defendido.

Una ocasión tan importante como el Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, por lo tanto, invita no solo a abogar por la importancia de esta profesión en nuestro país, sino por ser justos, transparentes y denunciar los hechos que atentan contra todos los valores que distinguen a Colombia.

En palabras de António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, “es necesario exhortar a los Gobiernos y a la comunidad internacional a que protejan a los periodistas y creen las condiciones necesarias para que puedan realizar su trabajo”.

Por: Verushcka Herrera R.

Foto: Ilustración documental “Morir para contar” de Netflix.  

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