Cubazuela o las fronteras del olvido

por Revista Hechos&Crónicas

El estado paupérrimo como llegaron millares de venezolanos que escogieron huir por la frontera hacia Colombia como único camino de escape hacia la libertad, se distinguía por la bolsa negra parecida a las que usamos en Colombia para las basuras: cada quien con su bolsa negra se despidió del régimen dictatorial de Nicolás Maduro, a quien apoya una ínfima parte de sus generales. ¿Hasta cuándo, Maduro? ¿Hasta cuándo entenderá que la vida de sus compatriotas no son suyas, ni de sus militares sino de Dios? ¡Que el Señor bendiga la fuga de hombres, mujeres, niños y ancianos! Huir hacia dónde, cómo, cuándo y en espera de alcanzar la estabilidad gloriosa, tan anhelada ¿pero tan esquiva? Atrás dejaron todo… ¡TODO!

Muchos declararon que allá permanecen sus esposas, y/o hijos, padres y abuelos, pues la huida, aunque frenética, fue razonable al atravesar a pie las fronteras del olvido. Atrás dejaron su todo, adelante los esperaba el futuro incierto de lo posible: la paz de cada quien, de cada familia en fuga. Debían arriesgarlo todo, hasta la vida misma que llega y pasa por las fronteras del olvido para esperar acá lo que allá es imposible: vivir, alimentarse, disfrutar de los mínimos servicios de salud, pues nada de eso permite Maduro para el pobre pueblo que él dice gobernar. Maduro lo que está gobernando con mano férrea de dictador violento, es el hambre y la vida de sus gobernados. Pobrecitos ellos los gobernados por el ex chofer de camiones de carga.

Esta emigración colectiva desde Venezuela es impagable, pues cuesta la inesperada cifra de 61 mil millones de dólares, suma que no tiene Colombia y mucho menos Venezuela.

Al adentrarse en territorio colombiano habían dejado su todo, así todo hubiera fenecido para luego renacer en las manos abiertas de sus hermanos colombianos; la paz de cada mañana es tan indispensable para cada quien, así a veces sea tan brutal en este valle de lágrimas, así estemos abandonando la tierra venezolana del olvido.

Venezuela está quebrada, ¿con cáscaras de huevos burritos al potrero? Peor… peor…el empobrecimiento de la población venezolana es vertiginoso y ahora es peor que la tierra del olvido.

El transporte es bestial, lo prestan viejos buses en los que sus pasajeros viajan colgados de puertas y ventanas. Ni hablar de las infinitas colas para hacerse a un pan o a dos huevos, escasean al máximo los productos de higiene personal, los estantes de los otrora supermercados están desocupados y peor que Cuba, llegamos a los recuerdos cubanos de hace 40 años cuando el 1 de enero de 1950 el guerrillero Fidel Castro se tomó el poder y hoy las consecuencias en Venezuela son peores que en aquel entonces en la isla caribeña.

El gobierno de Venezuela se ha mimetizado dentro de los escombros cubanos y Maduro busca asimilarse al desaparecido Fidel Castro pero mucho va de Pedro a Juan. Hay muchas diferencias: Cuba es una isla aislada, a Venezuela la circundan Colombia, Brasil y Guyanas.

La profundización del régimen cubano dentro de los intestinos del desbaratado régimen venezolano pone en aprietos a Colombia, pues los venezolanos han buscado y seguirán en la búsqueda de vivir y convivir en Colombia y dentro de los colombianos. ¡Qué desventura! ser vecinos de un régimen sin democracia y sin futuro, solo con un presente sin coherencia y, en consecuencia, de un vecino inamistoso y al garete.

Foto: David Bernal / Revista Hechos&Crónicas

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