Hijos adictos a internet

por Revista Hechos&Crónicas

Ante la creciente revolución informática, no es extraño que en nuestra mente prevalezca la inquietud acerca de qué consumen nuestros niños en la web. A pesar que en la red encuentra todo tipo de contenido educativo y entretenido, también están expuestos a lo más bajo y sucio de nuestra sociedad, a toda clase de criminales que se esconden tras una fachada amigable para salir a la caza de los más indefensos.

La internet ha revolucionado nuestra forma de concebir el mundo, de relacionarnos con los demás. Parece que fue ayer cuando el método de comunicación más viable era la correspondencia por carta o una llamada telefónica de larga distancia, muy costosa. Hace más de veinte años, nuestros padres hacían sus tareas universitarias en máquinas de escribir y buscaban información para sus trabajos de grado entre los empolvados libros de una biblioteca.

Pero, la revolución tecnológica de los últimos años ha introducido en nuestras vidas un mundo de posibilidades y un “poder” que nunca hubiéramos creído posible. Como si se tratase de una película de ciencia ficción, ahora podemos hablar con alguien que está en el extremo opuesto del globo o disponer de información con tan sólo solicitarla al asistente virtual de nuestro dispositivo móvil. Ahora ni siquiera debemos escribir. Todo está tan automatizado que, en gran medida, mucho de lo que fue, se ha perdido.

Estamos, sin lugar a dudas, en la era de la información y no sólo para quienes sacamos provecho de ella para ganarnos la vida. También está al alcance de nuestros hijos. Ellos nunca sabrán lo que era redactar una tesis de grado en una pequeña máquina o pasar horas leyendo viejos tomos, ni sacar fotocopias para disponer de la documentación necesaria para cumplir con un trabajo académico.

Sin embargo, aunque los aspectos positivos de la internet son muchos, también pueden ser contraproducentes en la crianza de los niños. Mientras que hace unos años los niños pedían por su cumpleaños o por Navidad una figura de acción, un balón, una muñeca o un juego de mesa, estas cosas parecen haber perdido el significado. Los niños, desde muy temprana edad, quieren tabletas, celulares y computadoras. La estimulación que obtienen a través de los muchos juegos en línea y aplicaciones es casi infinita.

Pero, ¿cuáles son las repercusiones? ¿Cómo afecta la exposición frecuente a las pantallas?

De acuerdo con un informe del Foro Económico Mundial, uno de cada diez padres manifiesta preocupación por las consecuencias de la hiperconectividad de sus hijos; y en la misma sintonía, la Academia Americana de Pediatría advierte que el abuso de dispositivos digitales puede producir en los niños cyberbullying y un desarrollo negativo en la escuela a nivel social.

Y no es para menos, ya que las cifras son alarmantes. La inocencia asociada con la infancia se ha venido perdiendo a un ritmo cada vez mayor. De hecho, un estudio de Sentido Común Media explica que los niños de hasta 8 años de edad pasan un promedio de 2 horas y 19 minutos cada día frente a una pantalla, lo cual implica un incremento con respecto a 2011, cuando el promedio era de 1 hora y 55 minutos.

La misma investigación señala que los niños de 8 a 12 años pasan 4 horas y 36 minutos frente a las pantallas, reseña el portal web saconrseguros.com.ar. Como padres, esto es un problema que no podemos pasar por alto. Ante la creciente revolución informática, no es extraño que en nuestra mente prevalezca la inquietud acerca de qué consumen nuestros niños en la web. A pesar de que en la red encuentran todo tipo de contenido educativo y entretenido, también están expuestos a lo más bajo y sucio de nuestra sociedad, a toda clase de criminales que se esconden tras una fachada amigable para salir a la caza de los más indefensos.

Esto, no obstante, tiene una solución muy simple. La Biblia nos ilustra muy bien acerca de a quiénes compete la educación de los más pequeños. Dice Efesios 6.4: “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor”.

¡El Señor nos ha dado el deber y el honor de formar a un nuevo ser en sus caminos! Y aunque es preciso aceptar que la internet es una herramienta de estudio y entretenimiento fundamental en nuestros días, no podemos cometer el error de legarle la responsabilidad de la crianza a una pantalla. Educar es dedicar tiempo y amor. Sólo de esta forma los niños captarán los valores que deseamos inculcarles.

Y, sí, yo también tengo un hijo. Puedo entender lo duro que es el día a día, las extenuantes jornadas; especialmente cuando se tienen bebés o niños muy pequeños en casa, deseamos con más ansias un momento de descanso para nosotros, por lo cual podemos cometer el error recurrente de dejarlos al cuidado de un dispositivo móvil, una pantalla táctil ¡Y ellos parecen tan felices! Pero, no siempre debemos dar lo que ellos desean, sino lo que necesitan.

Para lograr una buena crianza y, a su vez, proteger a sus hijos de los peligros que hay en la web, usted puede poner en práctica algunos de estos consejos, que de seguro le ayudarán a estrechar lazos con sus pequeños y a cimentar una vida en armonía en su hogar.

Configure la búsqueda segura en Google

Procure estar siempre un paso por delante de sus hijos. Los niños son curiosos por naturaleza. Si pasa mucho tiempo solo, por una u otra razón, puede que experimente la tentación de indagar sobre cosas que no debería. O también es probable que vaya a parar por error en algún sitio web de contenido inapropiado. Para ello, active el control parental de su navegador predeterminado. Esto le dará más tranquilidad.

Sea claro

Lo mejor que usted puede hacer durante la crianza es hablar con sus hijos sin miedo ni explicaciones a medias. Hable muy claro con ellos. La mejor fuente de información es su experiencia y sabiduría; además, lo que no le enseñe en casa, lo aprenderá a través de una fuente menos confiable.

Consulte el historial de búsquedas

Navegadores como Chrome, Firefox y Explorer tienen la ventaja de poder consultar qué sitios han sido visitados en un dispositivo específico. Usted, como padre, está en todo el derecho de verificar que su hijo no haya incurrido en la lectura o visualización de contenido que, lejos de ser constructivo, puede ser perjudicial para su desarrollo mental y emocional.

Establezca horarios

Si bien la internet es un medio de entretenimiento adictivo, no podemos permitir que nuestros pequeños ocupen todo su tiempo de ocio frente a un ordenador. Simplemente no es sano. Niños y adolescentes necesitan relacionarse, leer, correr y tomar el sol. Un horario, como norma de la casa, le ayudará a tener control sobre aquello que, fuera de la moderación, deja de ser bueno.

Dedíquele tiempo

¡Nada mejor que inculcar valores para construir una familia! El tiempo con los seres queridos lo es todo, porque aprenden los unos de los otros, se crean recuerdos y se producen lazos de confianza. Hablar más con sus hijos y pasar menos tiempo frente al televisor o el celular, es el mejor ejemplo de familia que usted puede darles.

Por: Por: Verushcka Herrera R.

Foto: Depositphotos

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